TATIANA GUERRERO
LA PATRIA | MANIZALESA
Los vendedores informales también se hicieron su Navidad.
Mientras para algunas personas, esta temporada representa vacaciones, recogimiento y descanso; para los informales, significa paralizar sus actividades tradicionales del año, no para descansar, sino para rebuscar nuevos ingresos con los productos más demandados en esta época. Es su intento de no quedarse con los bolsillos vacíos.
Hay casos en que hijos y familiares de los vendedores ambulantes también se lanzan a la calle, aunque en lo corrido del año se dedican a estudiar o a las tareas domésticas del hogar.
Menos informalidad
De acuerdo con el DANE, Manizales se ubicó para los meses de agosto - octubre del 2018 entre las ciudades con menor empleo informal, con una tasa del 38,6%, frente al promedio nacional del 48%.
La tasa de desempleo es del 9,8%, equivalente a 20 mil 464 desocupados, 0,6% menos que la cifra del trimestre junio - agosto que se ubicó en 10,4%.
En un recorrido por el centro de la ciudad, LA PATRIA encontró algunas historias detrás de
los accesorios navideños, bolsas de regalos, almanaques y regalos que se ofertan bajo el modelo informal. A continuación seis relatos del comercio de Navidad.
Los juguetes
En un rincón de la tradicional carrera 23, en medio de los afanes y el tumulto que supone el mes de diciembre, Serafín Barco, que ostenta con orgullo sus canas de cerca de 40 años de trabajo en la calle, se ubica con varios juguetes en el antejardín de un edificio.
A sus 65 años y con la idea de mantener a sus tres hijos y pagar el arriendo con un ingreso diario de $28 mil, este manizaleño interrumpe la oferta de cepillos y traperos que hace durante todo el año para apostarle a los carros y aviones, rutina que cambió su destino como vigilante de un parqueadero.
Más tranquila
Gloria Amparo Ibarra recuerda con angustia los días en que era perseguida por la Policía por su condición de trabajadora informal. Ella, oriunda del Valle del Cauca, Cali, respira con tranquilidad por el permiso conferido por Espacio Público para seguir con sus ventas de pies de árboles, diademas y gorros navideños.
Comenzó en el sector del comercio en 1992 y siempre se ha pegado a lo que llama 'macheticos' para cubrir los gastos de sus dos hijos. "Para la época escolar se ofrecen las medias y los pantalones, para el Día del Amor y la Amistad se preparan las anchetas y para Halloween los disfraces".
Navidad por verduras
Después de 11 meses , Carmenza Ramírez, de 56 años se despide de la venta de verduras que satisfacen la alacena de los compradores de la Galería, para ubicarse con papeles de regalo durante los últimos 30 días del año en la carrera 22. Ante las ventas regulares del mes, que le dejan ingresos de $30 mil o $40 mil por día, esta manizaleña apela a la plegaria "Diosito nos da pa' todo" para garantizarle los gastos que requiere su hijo discapacitado.
Luces
Reinaldo Beltrán se lamenta porque ya sus ingresos no le alcanzan para el regalo de su hija de 16 años. "La entrada de negocios de 'remate' han propiciado una baja en mis ventas en comparación con tiempos pasados". Respondiendo a la euforia navideña, el comerciante de 55 años brinda a sus clientes luces y pesebres, mientras que todo el año su carreta se mantiene ocupada con estuches y controles.
Almanaques del 2019
Si se trata de mostrar una historia que añora la bonanza de la calle 19, es acertado hablar de Gónzalo Salgado. Este hombre de 59 años, que juega a adelantarse al 2019 con la comercialización de almanaques, recuerda aquellos tiempos que describe como una mina, cuando vendía periódicos y revistas. Él recibe cerca de $100 de capital por día, pero asegura que los clientes se han reducido por la llegada de nuevos locales que venden al por mayor.
Confía en su ceguera
La historia de Álvaro Hernán Torres, un vendedor ambulante que se ubica en las afueras de la Administración Municipal, contradice una de las líneas de Saramago de su Ensayo sobre la ceguera que reza: "La ceguera también es esto, vivir en un mundo donde se ha acabado la esperanza". Por el contrario, Álvaro, con su dicapacidad visual, aún confía en la humanidad cuando tiene que recibir dinero. "Creo en la gente, a través del tacto reconozco monedas, pero los billetes se me hace complicado". Con $20 mil diarios y su ceguera, provocada hace 8 años por un accidente, dice que conseguir un empleo es muy difícil y por eso se dedica a vender cigarros y minutos durante los 365 días, pero en diciembre ve un valor agregado en los papeles de regalo.
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