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¿En cuánto debe incrementar el salario mínimo para el 2020?
Aunque apenas se iniciaron las mesas de Concertación de Políticas Salariales y Laborales para definir el ajuste que entrará en vigor el 1 de enero de 2020, analistas, empresarios y sindicatos ya comenzaron con sus apuestas.
Durante este año el aumento salarial fue del 6%, superior a la inflación que se ubicó en 3,18%, lo que significó para los cerca de 1,8 millones de colombianos pasar de una asignación de $781 mil 242 mensuales a $828 mil 116, para $46 mil 874 más.
El Gobierno celebró porque se logró una concertación, después de cuatro años continuos de hacer ajustes por decreto, pero algunos empresarios alertaron por el mayor efecto inflacionario del país.
¿Cuánto subir?
Todo hace prever que este año ese ajuste no será superior al IPC.
Desde la óptica del presidente de la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (ANIF) Sergio Clavijo, los incrementos salariales superiores constituyen un error y explican en parte el deterioro laboral, ya que en su concepto, se han desbordado las expectativas de los empresarios.
Los empresarios también se quejan de que la productividad este año estará alrededor del 0,5%, y la inflación será de un 4%, por lo que el planteamiento es que el salario no debería superar el 4,5%.
En contraste, el presidente de la Central Unitaria de Trabajadores de Colombia (CUT), Diógenes Orjuela, asegura que un elemento fundamental para jalonar la economía es mejorar el consumo interno y para lograrlo, afirma, hay que elevar el poder adquisitivo de los colombianos.
Bruce Mac Master, presidente de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (Andi), señala que el dato de desocupación de dos dígitos en agosto (10,8%), marca la cancha en la cual hay que sentarse a negociar el salario mínimo, y disminuir el desempleo.
Los temores
Las peticiones de empresarios y analistas se centran en el enfriamiento que ha tenido la economía. Hace año estaba en discusión el proyecto de Ley de Financiamiento o reforma tributaria, cuyos alcances y efectos eran inciertos.
El año pasado el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) o de la economía a septiembre era de un 2,5%, la tasa de desempleo en octubre estaba en un dígito, 9,1%, y el Índice de Precios al Consumidor (IPC) al cierre del tercer trimestre era de 2,63%.
En esta ocasión, a junio la variación del PIB fue del 3,0%, pero la tasa de desempleo se trepó al 10,8% (en agosto) y la inflación subió al 3,26% (entre enero y septiembre).
También vuelve a jugar la Ley de Financiamiento, declarada inexequible por la Corte Constitucional, lo que indica que se deberá presentar otra reforma para que entre en vigor en el 2020.
Las reformas
Por el lado de los trabajadores, el temor se cierne en las futuras reformas que quieren incluir. Aunque el Ministerio del Trabajo aseguró que este año no se presentará una reforma laboral, el reclamo de los trabajadores y sindicatos es que ya hay propuestas que se quieren incluir en el 2020, como un salario diferencial por regiones y la diferencia de un salario rural y uno urbano.
Se suma la propuesta de la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (ANIF) de efectuar una remuneración diferencial para los jóvenes menores de 25 años en período de aprendizaje, equivalente a un 75% del mínimo, lo que equivaldría hoy a $621 mil 87, por máximo de un año.
Para la Confederación General de Trabajadores (CGT) estas propuestas solo enturbian el ambiente en la antesala del proceso de concertación.
El exviceministro de Trabajo, Enrique Borda, aseguró que una propuesta como la de ANIF preocupa, porque lo que se les ofrecería a los jóvenes es entrar al mercado laboral en condiciones de desigualdad, lo que tendría un análisis negativo a la luz de la Constitución y por la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
“No se puede pensar que por entrar ganando poco los jóvenes van a conseguir empleo. Lo que se podría crear sería un escenario de exclusión entre bajar costos a la producción y no mejorar las condiciones sociales del país”, dijo.
En medio del debate, las centrales obreras ya anunciaron un paro el 21 de noviembre con el fin de protestar por las reformas previstas. A continuación el punto de vistas de cinco expertos.
Juan Eduardo Zuluaga Perna, presidente Andi Caldas
No puede ser tan alto como el año pasado, hay que ser prudentes ante el deterioro del empleo y el aumento de la informalidad. Debe basarse en la inflación más productividad. En ese orden, si se cumple la meta del Banco de la República del 3% y la productividad es del 1% o el 1,5%, ese ajuste no debería ser mayor al 4% o al 4,5%. Además hay que tener en cuenta el impacto del dólar. Subirlo más generaría inflación y eso aumentaría las tasas de interés. No estoy de acuerdo con salarios diferenciales, ni tarifas diferentes para los jóvenes. Son propuestas que hay que analizar más.
Martín Jaramillo López, analista económico
Hay mucha presión de los empresarios y de los asesores del mismo Gobierno para que ese ajuste sea lo menos posible ante las altas tasas de desempleo y el impacto del dólar. Eso generó estas reformas que se han planteado y que en general cayeron mal. Sin embargo, la de un salario por regiones es más accesible, porque no se afectaría un grupo particular y hay zonas donde la mayoría devenga menos del mínimo. Sobre el aumento para el otro año, es vital entender que no puede ser muy superior al IPC, porque eso podría generar una tasa de desempleo mayor.
Óscar Arturo Orozco, delegado nacional CUT
Hay imposiciones de la banca y de la OCDE para promover reformas desiguales y mayor miseria. No hay acciones claras para lograr equidad y desarrollo, porque así se hable de crecimiento eso es diferente a igualdad y beneficios sociales. Existe el reporte de que no alcanzamos a tener 4 millones de colombianos que reciban por lo menos el ingreso mínimo. No se está generando empleo y menos de calidad laboral. En términos reales los trabajadores han perdido en los últimos 27 años casi el 17% de ingresos reales, por lo que hemos planteado que el ajuste debería ser por lo menos del 10%.
Héctor Mejía, presidente grupo Arme
El salario debe estar ligeramente por encima de la inflación, pero no más porque nuestras empresas ya no pueden con más impuestos y aumentos en las materias primas por cuenta del dólar tan alto. Sin embargo, aunque debe existir cierto control, no estoy de acuerdo con un salario diferencial, porque un joven puede tener poca experiencia, pero las mismas habilidades y el conocimiento que una persona mayor. Tampoco veo el porqué se tiene que hablar de un salario por regiones, estamos en un país donde debe existir igualdad para todos y eso afectarías las competencias.
Luis Fernando Acebedo, docente de la U. Nacional
El Fondo Monetario Internacional ha planteado reformas estructurales para América Latina y los gobiernos ya comenzaron a aplicarlas, con un fuerte rechazo de la ciudadanía. Sería fatal porque la economía del país está pasando por una fuerte crisis, y se está poniendo a los trabajadores y al estudiantado como victimarios, generando una lucha de clases sociales y desanimando a los jóvenes a formarse. Ese aumento, si bien no sería muy alto, sí debería ser superior a la inflación, con el fin de recuperar parte del poder adquisitivo que se ha agravado aún más con el aumento del dólar.
katerina Cuéllar Khmelevskaia, jefe de investigaciones macrofinancieras y PYME de ANIF
Aunque se ha criticado el salario diferencial para jóvenes, la propuesta se enfoca más a carreteras técnicas y tecnológicas. Además son contratos de aprendizaje por un año. Es importante tener en cuenta que a muchos de los estudiantes ni les dan oportunidad de tener experiencia y en algunas partes ni siquiera les pagan un salario mínimo. No vemos conveniente el salario por regiones, porque eso implicaría además aumentar el salario en unas regiones y sería discriminatorio. Tampoco nos gusta un salario rural y urbano, pero sí la opción de una mayor flexibilización laboral.
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