
La apertura de nuevos mercados no sólo trae más oportunidades de negocios para los exportadores, sino también mayor competencia dentro del país.
Esta lección la está viviendo en carne propia el sector siderúrgico de Colombia, que le pidió al Gobierno Nacional que imponga aranceles o salvaguardias a los productos de hierro y acero para evitar que la industria se extinga.
No obstante, para empresarios del sector constructor esta medida debe evaluarse con pinzas, pues si bien podría darle un respiro a las empresas siderúrgicas, también podría aumentar el precio de la vivienda.
El argumento de los empresarios del sector siderúrgico es que mientras la demanda de estos productos en el país ha crecido, la producción nacional ha disminuido, al tiempo que las importaciones van en constante aumento.
Según los representantes de la industria, esto llevó a que en el 2012 dos plantas de producción cerraran.
Para proteger el empleo y las empresas, fabricantes nacionales pidieron al Gobierno Nacional que ponga aranceles o salvaguardias a los productos de acero.
En consecuencia, la administración Santos adelanta con la Organización Mundial del Comercio (OMC) tres investigaciones para identificar si el incremento de las importaciones está generando una amenaza grave para la producción nacional y si es necesario implementar restricciones arancelarias o de otro tipo a esos productos.
Si bien es cierto que la situación del sector siderúrgico es delicada, para los constructores no se pueden cambiar las reglas de juego de un momento a otro, pues esto impactaría el precio de la vivienda y las utilidades del sector edificador.
Después del cemento y el concreto, el acero y el hierro son las materias primas que más afectan el costo de la construcción de vivienda.
Aunque varía de acuerdo con el proyecto, se estima que el 7% de los costos de un edificio residencial corresponde al valor del acero y del hierro.
De acuerdo con el gerente general de la constructora Summas, Federico Gómez en este momento el acero importado cuesta entre 20% y 25% menos que el nacional, y si se imponen restricciones al producto importado, el precio aumentará en ese mismo porcentaje.
Para Bernardo Gómez, presidente de la constructora Conaring, el solo anuncio de que pueden incrementar los aranceles ya ha hecho que importadores de hierro y acero aumenten los precios hasta en 15%. “Aceros que se compraban a $1.500 por kilo hoy están a $1.750 por kilo, y eso sin que haya subido el arancel”, explicó el ejecutivo.
Para los proyectos que ya han sido lanzados al mercado, el precio no varía, pero sí se reduce la utilidad de los constructores. De acuerdo con el gerente de Summas, lo que sucede es que ahora, para prever un posible aumento en los precios del acero, los constructores están incluyendo en los presupuestos de los futuros proyectos un alza en el costo del acero.
Así las cosas, los nuevos proyectos que están lanzando van a ser más costosos de lo que ya están en el mercado.
Para algunos constructores de la región, aumentar los aranceles del acero no sólo generaría un impacto en el sector constructor, sino que también dejaría un mensaje confuso acerca de las políticas de libre mercado que propone el Gobierno.
“El libre mercado y los tratados para hacer libre comercio deben estar en ambos sentidos, para abaratar los costos de producción”, señaló el presidente de la firma Marval, Rafael Marín Valencia.
Otros sectores que se podrían ver afectados con un aumento en los precios del acero serían el metalmecánico y el autopartista.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015