ALEXANDRA SERNA*
Detractores de los cultivos transgénicos o genéticamente modificados (GM) acusan a sus promotores de querer ser Dios. La posibilidad de producir rosas azules o maíz resistente a los insectos, introduciéndoles un gen de otro ser vivo, podría reforzar esa idea divina.
Los defensores sostienen, sin embargo, que la biotecnología moderna agrícola tiene sus raíces en la tradicional, sin más riesgos de lo que ya se ha hecho con esta última. "Como cualquier tecnología hay que medir su uso, pero en todo caso hay que buscar nuevas soluciones y los cultivos transgénicos son una de ellas", sostuvo Cecilia Chi - Ham, científica de la Universidad de California (Estados Unidos), en un seminario realizado el pasado miércoles en Bogotá.
Parte del debate entre científicos, multinacionales, agricultores y ecologistas se fundamenta en que los ciudadanos desconocen qué son esos cultivos. Incluso en un evento académico desarrollado en 2012, en la Universidad Nacional, una conclusión fue que los consumidores debían informarse antes de adquirir esos cultivos, reconociendo que había investigaciones sin sustento que los atacaban y, al mismo tiempo, países donde los prohibieron, como Francia.
María Andrea Uscátegui, directora de Agro - Bio, que se dedica a divulgar esos cultivos, afirmó que la biotecnología empezó hace miles de años cuando el hombre empezó a domesticar o seleccionar los cultivos para su consumo y que llevó, por ejemplo, a usar microorganismos para producir cerveza o vino.
"La biotecnología moderna permite conocer la función de un gen y transferirlo a una planta para lograr cierta característica, en este caso que sea resistente a insectos o tolerante a los herbicidas. Es decir, ya no depende del azar". Y la técnica va más allá, porque puede incluir el gen de un animal en una planta.
Uscátegui agregó que la modificación genética de un vegetal es más rápida que el cruce convencional, por el cual una planta germina a otra con el polen (relación sexual). Además, "no es excluyente de las técnicas convencionales, que se necesitan para multiplicar las plantas con una semilla GM". Tampoco elimina el uso de agroquímicos, pero sí los reduce, según la experta.
Paul Chavarriaga, investigador del Centro Internacional de Agricultura Tropical, en Palmira (Valle del Cauca), sostuvo que la principal limitación para desarrollar cultivos transgénicos es la "regulación excesiva", lo cual desincentiva a los empresarios para que los financien.
La directora de Agro - Bio dijo, incluso, que los productos GM "son los más regulados en la historia de la agricultura" y expuso que en nuestro país el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA) permitió, por ejemplo, el cultivo de maíz resistente a los insectos, pero en siembras controladas, sujetas a constantes análisis.
De hecho, los gobiernos de Francia, Polonia, Austria, Suiza, Grecia y Hungría tenían prohibidos en 2012 esos cultivos.
Un punto frecuente de debate entre detractores y defensores de los transgénicos es quiénes resultan beneficiados, teniendo en cuenta que su aplicación reduce costos en insumos y mano de obra. Unos plantean que hay una guerra cazada entre las multinacionales que producen cultivos GM y las que fabrican agroquímicos, que en últimas afecta a los pequeños productores, sujetos al vaivén de los intereses del mercado.
La investigadora de la Universidad de California se opuso a que la biotecnología moderna afecte a los campesinos. "No se puede creer que la innovación no vaya a generar más empleo, por el contrario, si el productor desarrolla una tecnología nos beneficia a todos, empezando por él porque va a tener más tiempo para capacitarse".
Así se titula el libro del investigador español José Miguel Mulet, del Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas (Valencia), en el que cuestiona que se haya puesto de moda comer natural y se venda como algo bueno, en contraposición de los GM como si fueran artificiales y , por ende, algo malo.
"Nada de lo que comemos es natural, toda la comida viene de plantas silvestres y de animales que hemos domesticado. La novedad de los transgénicos es que hacemos las modificaciones como queramos, mientras antes se hacía a ciegas, a lo bruto. Además, forman el día a día, el algodón que usamos en la ropa es transgénico, muchas medicinas y colorantes de las industrias también los utilizan".
* La periodista fue invitada por Agro - Bio a un seminario.
José Humberto Gallego, docente de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad de Caldas y director del Jardín Botánico, expuso las razones por las cuales se opone a los cultivos GM:
1. Los organismos GM son creaciones artificiales del ser humano a partir de intereses comerciales. Se hacen con el fin de vender más plaguicidas, pues los más vendidos hacen a las siembras resistentes a esos químicos y por lo tanto hay que usarlos más para erradicar las plagas.
2. Se genera una contaminación genética que, además, no soluciona las necesidades. Por ejemplo, el maíz BT (por el gen de la bacteria Bacillus thuringiensis) tiene una toxina que hace que el insecto que se coma un grano se intoxique o muera, pero este último puede hacerse resistente por la mutación genética que sufriría.
3. Si hay toxinas en los GM, ¿acaso no habrá riesgos de que se intoxiquen los seres humanos? Ya hay investigaciones que demuestran presencia de herbicidas en la orina del hombre por consumo de alimentos provenientes de cultivos GM.
4. El fin no es salvar al planeta del hambre, sino beneficiar a unas multinacionales. El campesino es utilizado.
- 75.046 hectáreas sembradas de maíz GM, de las cuales Caldas aportó 396 (0,5%).
- 28.172 hectáreas de algodón GM.
- 12 hectáreas de flores GM (claveles y rosas azules para exportación).
* Fuente: datos que Agro - Bio obtuvo del ICA.
El seminario internacional Comunicar y formar en biotecnología con-ciencia lo organizaron Agro - Bio, la Sociedad de Agricultores de Colombia y el Sena.
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