Osvaldo Hernández
LA PATRIA | Manizales
El primer contacto de Antonio Rizola con Manizales fue triste. Él es el brasileño técnico del seleccionado colombiano femenino de voleibol. Vino a la ciudad en septiembre pasado a conocer; quería ver el coliseo mayor Jorge Arango Uribe, postulado por la Federación Colombiana de este deporte para hacer en enero, durante la Feria, el Preolímpico.
Sin embargo, su corta estadía en Manizales le supo a amargo, porque en un descuido, los dueños de lo ajeno se le metieron al carro y lo dejaron sin morral y por consiguiente sin dinero (2 mil dólares), documentos y computador.
De la historia fue testigo Duván Vásquez, en ese entonces, uno de los promotores del certamen para la capital de Caldas.
"Llegaron por la noche y se estacionaron por los lados de la Unidad Deportiva Palogrande. Vieron el Coliseo Mayor por fuera y caminaron hasta el Coliseo Menor, donde estaba entrenando el seleccionado femenino de voleibol. El profesor Rizola se reunió durante media hora con todos, les habló y después nos vinimos al Mayor para revisar lo de los templetes.
Por algún motivo, quien lo trajo desde Cali tuvo que ir al carro por algo y se dio cuenta que tenía una puerta abierta. En medio de la rabia y la sorpresa revisaron todo y se dieron cuenta que se habían llevado el morral de Rizola.
La incomodidad fue total. Llamamos a Martín Ramírez, secretario del deporte y éste a su vez al de Gobierno, para tratar de contrarrestar el hecho. Llegaron los agentes de la Sijín, revisaron todo, se llevaron los datos, pero no hubo resultados. Finalmente Antonio se tuvo que regresar a Cali con las manos vacías".
La historia no termina ahí. Como los documentos, el dinero y el computador no aparecían, hicieron contacto con el "bajo mundo". Llamaron a un líder de un patio en una cárcel del país y se dieron cuenta que los tenían en Pereira.
Quisieron pagar la recompensa y pedían 3 millones de pesos, pero ya era demasiado tarde porque, por medio de la Federación, el Gobierno le permitió a Rizola obtener los documentos rápidamente.
"Estaban los documentos y el computador; el dinero, por obvias razones, no lo iban a devolver. Se concluyó que tenía una copia de los documentos del computador, los papeles ya se los habían garantizado, el rescate ya era costoso. Se dejó eso así", concluye Vásquez.
El Preolímpico fue un trago amargo para Manizales porque robaron a Rizola y finalmente la sede se la llevaron para Bogotá.
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