Ricardo Patiño
LA PATRIA | MANIZALES
Wilter Eduardo Álvarez, coordinador del I Campeonato de fútbol para la comunidad LGTBI, se para detrás de la portería que defiende Jade Echeverry y les inyecta energía a los integrantes del Instituto Caldense para el Género y la Diversidad (Inged).
"No miremos resultados, venimos fue a divertirnos y a pasarla bien. Lo más importante es sudar", exclama Álvarez.
En el piso está Juan Esteban Rodríguez, adolorido y agotado, después de una opción clara de gol del equipo Mañana le Digo, conformado por jóvenes de los barrios El Nevado y Andes, de Manizales. A Juan, de 20 años, poco le gusta el fútbol, pero lo ve como una medicina en su condición de transexual.
"No jugamos para ganar, sino para distraernos. Nosotros como chicos transexuales podemos caer en depresión en cualquier momento. Esto es una medicina y una forma de inclusión", relata Juan, quien hace tres semanas le contó a su mamá su condición sexual. "Para ella siempre seré una mujer, pero sé que esto puede cambiar con el tiempo. Desde que tengo conocimiento supe que quería ser hombre", insiste el volante de Inged.
Van 10 minutos del partido en la cancha de El Arenillo y la superioridad de Mañana le Digo se nota en el 5-0. Alguien, desde la tribuna, pega el grito: "Venga, pero nosotros tenemos siete y ellos 10, así es muy difícil", reprocha.
El árbitro Jaime García mira de reojo y pregunta: "¿Ustedes están de acuerdo"? Se refiere a que el conjunto ganador le preste dos jugadores a Inged. Víctor Hugo Mejía, técnico, da la orden y las nóminas se equilibran, así el resultado diga otra cosa.
Orgullosos
Ayer, antes del pitazo inicial, Juliana Gálvez, líder y abogada de Inged, intenta plasmar su estrategia de juego en la cancha que dibuja en la tierra. Sin embargo, el árbitro se le adelanta y las indicaciones quedan en el aire. "Jugamos como hace ocho días", repite.
El partido se juega en terreno de Inged. Juliana, que jugó baloncesto, trata de echarse su equipo al hombro. Se le nota la clase cuando coge el balón. Engancha, mira para un lado y para el otro, pero el rival "ahoga" con su presión. Así llega el gol de Brayan Aguirre. "Casi que no me hago un gol en este torneo", dice.
Los minutos pasan y Juliana trata de levantar a su equipo. Viene otro gol del rival y ella le indica al portero, Jade Echeverry, cómo tenía que volar al palo derecho. Dice sin preguntarle: "Es que no soy portero".
Los cambios aparecen de nuevo, al fin y al cabo las reglas pasan a un segundo plano porque prima la inclusión y la integración. Acá solo se ondea la bandera de la diversidad.
Jade deja la portería para pasar a la defensa y Nicolle Giraldo se mueve de bando por Édison Ramírez, quien domina el balón a su antojo. Lo pide, cambia de frente y tiene una pegada envidiable. El marcador va 8-0.
Nicolle tiene 23 años. Por primera vez compite en un torneo de fútbol y lo hace para ganarse su espacio en la comunidad LGTBI. Aplaude esta iniciativa porque, según ella, es una manera de que las vean diferentes y no como "las prepago del mundo".
Entiende algo de fútbol. Lo practicó en el colegio y se nota en la cancha. Domina el balón y le gusta el juego colectivo. "Nos ha ido regular, pero poco importa. Disfrutamos esta oportunidad que sirve para las nuevas generaciones", resalta.
Nicolle habla de frente. Sin ocultar su identidad, ni su estilo. Lleva tres años en su proceso de transición y se siente "chévere", auténtica. Le encanta maquillarse, sentirse mujer, porque así lo quiso desde pequeña. "No pude antes por los prejuicios de la gente. Ahora sé que puedo salir adelante porque hemos ganado terreno. Esto es un proceso, así como el tratamiento de las hormonas y hay que esperar para ver los resultados", expresa Nicolle, quien pensó en llamarse Dulce María, pero le sonó raro.
Todos son campeones
El encuentro avanza en el segundo tiempo. El reloj marca los tres minutos y Jónathan Escobar, quien reforzó a Inged, pone a celebrar a sus compañeros. ¡Goool! "Por fin uno, así sea el de la honra", expresa Juliana, la volante talentosa.
A medida que pasan los minutos, el técnico Víctor Hugo Mejía, quien también es edil de la Comuna 10 y politólogo de la Universidad Autónoma de Manizales, narra su experiencia con sus jugadores y en el campeonato. "El nombre del equipo surgió para generar diferencia entre los demás. Son jóvenes que siempre les gusta participar y también aportan en el proceso de inclusión, porque somos seres humanos con los mismos derechos y deberes. Esto es posible por el apoyo de Tatiana Muñoz, jefe de la Unidad de Género de la Secretaría de la Mujer", destaca Víctor, enamorado del trabajo con las comunidades.
Inged no baja los brazos, a pesar de la goleada. El árbitro Jaime García coge su libreta y anota uno, dos, tres hasta llegar a 16 goles a favor de Mañana le Digo. Su rival solo hizo dos en un encuentro en el que poco importó el resultado porque el campeón fue la diversidad.
Del torneo
El cuadrangular del campeonato de la comunidad LGTBI arrancó en septiembre con Mañana le Digo, Líderes de Vida, Inged y Sweet Candy. Los dos primeros jugarán la final en 15 días en la cancha de El Arenillo, donde la premiación incluye trofeos y medallas. La organización es de la Secretaría del Deporte Municipal, con el apoyo de la Secretaría de la Mujer.
"La idea es seguir haciendo la labor social con esta población. Esperemos que el torneo tenga más aceptación en próximas ediciones", dice Wilter Eduardo Álvarez, coordinador.
Aporte
Juliana Gálvez, líder y abogada de Inged, resalta este espacio para mostrar y potenciar las habilidades con el uso del tiempo libre.
"Trabajamos con 326 chicos de la población transexual, trasgénero e intersexual en protocolos médicos, jurídicos y psicosociales en las universidades y colegios. Estos espacios fortalecen la integración y visibilizan las capacidades, porque no se trata de victimizar a esta población. Son seres humanos, con una condición desde la diversidad sexológica".
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