Mundial de Microfútbol: Bibiana sufre y ríe desde el banco

Ricardo Patiño
LA PATRIA | Barrancabermeja (Santander)

Apenas suena el himno de Colombia, sin dudarlo, Bibiana Martínez se hace al frente con sus compañeras. Es fácil distinguirla porque es la única que tiene el uniforme de presentación. Los actos protocolarios le ponen el corazón a mil.
"Nadie me va a quitar la felicidad por estar en el Mundial. Me siento parte del grupo, pese a no jugar por una lesión", dice con tono bajo Bibiana.
La portera manizaleña vive a su manera el Mundial Femenino de Futsalón que se disputa en la calurosa Barrancabermeja (Santander). No suelta la bandera y desde la zona VIP transpira el sudor por la camiseta: "sé que puedo aportarle mi experiencia a las compañeras. Me convertí en una asesora y en una motivación extra".
El también manizaleño Jaime Cuervo, asesor deportivo de la Selección, ha sido el bastión en los momentos difíciles. Cuando recibió el golpe de que no jugaría el Mundial apareció para levantarla.
"Han sido momentos difíciles, pero tengo que ser fuerte. Acá todo es felicidad por la campaña que hacemos".
Colombia buscará hoy aumentar sus cifras redondas y, de paso, sellar sin atenuantes su paso a la final del Mundial. Las ahora llamadas "chicas superpoderosas" llevan 41 goles a favor y ninguno en contra, algo único para la justa y para la Selección. "Todos hablan del título, pero tenemos que ser pacientes porque cuando hay triunfalismo puede llegar el fracaso", insiste Bibiana.
Sin embargo, los calificativos se agotan para destacar el fútbol contundente de la Selección. La entrenadora de Brasil, Liliane Silva, no ve otro equipo con pinta de campeón y con más pergaminos que Colombia. "Tienen estructura y se nota en la cancha el trabajo que hicieron".
Bibiana, quien empezó en el fútbol, pero se pasó al fútbol de salón por falta de continuidad y porque un expresidente de la Liga Caldense le dijo que las mujeres solo servían para estar en la cocina, se ve besando mañana la copa. Si bien no puede estar en la cancha, la portera de 31 años, que se crió en el sector de Tres Esquinas del barrio Fátima, se juega también su Mundial, aunque sea mirando el arco de reojo.