Olmedo Correa
LA PATRIA | Río de Janeiro
No es fácil diseñar el contenido de este escrito sin caer en las repeticiones de lo que profusamente escribe la gran prensa nacional sobre “el exitazo de la Selección Colombia en el Mundial”. Y es complicado porque el fútbol y sus resultados generan tendencias de incontrolables emociones o profundas decepciones.
Afortunadamente, para el país y para los que hoy vivimos este certamen, se sale de los límites históricos y se hace tan espectacular que parece un sueño placentero de un amanecer previo a un gran encuentro futbolístico.
¡Qué maravilla el fútbol de Colombia! Se lee en casi todos los titulares de prensa. Y esta Selección que hoy desborda todos los elogios, nos cautivó con sus goles, con su sincronización colectiva en el campo, el buen manejo del técnico, con la humilde y coherente postura de sus jugadores, al momento de entregar conceptos a los periodistas del mundo.
Escribo esta columna 12 horas después del maravilloso triunfo sobre Uruguay 2-0 en Río de Janeiro, en el maravilloso Maracaná, impactante por su historia, bello en su nuevo concepto arquitectónico.
Después de 93 minutos de juego en su bien cuidada gramilla, nuestros muchachos pintaron con su gran capacidad y armónico jugar a la pelota, la nueva historia del “Maracanazo” a la colombiana.
¡Qué lindo! Y los uruguayos que fueron los protagonistas de la vieja historia ante los brasileños, el sábado se vieron impotentes y así lo reconocieron ante los medios, en gallarda postura de su técnico, el maestro Tabárez.
Se nos viene Fortaleza, para jugar el partido de cuartos de final ante el pentacampeón del mundo, Brasil. Se dice fácil, pero que complicado es el anfitrión y no cualquier dueño de casa, aclarando que su poderío quedó, en otrora.
Esta nueva generación de futbolistas brasileros no tiene el nivel de los hombres del pasado. Neymar su referente, un chico díscolo envuelto hoy en su postura de vedette de la publicidad brasilera, hace goles, pero no los suficientes. Julio César, un veterano del pórtico con más pasado que futuro, fue protagónico en el paso a cuartos ante los chilenos. David Luiz, un joven zaguero de buenas maneras, aquí le dicen el buen chico, y junto a Thiago Silva del PSG, para mi gusto uno de los mejores zagueros del mundo. Esta es Brasil la de hoy, no tienen más, es duro decirlo, pero es así.
Con nuestro presente podemos ganar, hay más fútbol, se hacen goles, se reciben pocos, estamos ante el equipo de cifras perfectas y en la cancha 11 futbolistas poderosos, prácticos, letales.
Jugaremos el soñado quinto partido del Mundial, nos quedan dos. “La vida es sueño”, dijo Calderón de la Barca.
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