Llegó la hora de ganar un título

Carlos Antonio Vélez

LA PATRIA | Santiago

Está a punto de comenzar para Colombia una Copa América que, por el crecimiento del área a nivel orbital, no es una competencia cualquiera y a la vista, superior a las anteriores. Incluso me atrevo a asegurar que es la que más ofrece, sobre el papel, en los últimos 30 años.

Estarán casi todas las individualidades reconocidas en el fútbol de élite y las selecciones no tienen compromisos que las distraigan.

Espero lo mejor de nuestra Selección, porque está conformada por grandes jugadores en la mejor época de su vida profesional y ojalá el cuerpo técnico haya aprendido la lección que le dejó el Mundial.

A los grandes hay que mirarlos cara a cara y no mandando un mensaje de temor desde la elección de los jugadores y el planteo como sucedió ante Brasil. Otra cosa es que se ha vendido el fantasma de la trampa, el mal arbitraje, lo que maquilló los errores cometidos, salvándole la papeleta a quienes fallaron de verdad.

Lamentablemente, la preparación ha tenido la constante probada de enfrentar a equipos de bajo nivel y nunca codearse con Alemania, Italia, España, Francia, Portugal, Rusia, Ucrania, Suiza y Holanda, este último con sus titulares, entre otros.

Sigo sin entender cómo una Selección que aparece esta entre las mejores no busque juegos ante los grandes y, además, solo reciba 137 mil dólares por partido amistoso, generalmente, ante equipos de segunda. Además, y eso está comprobado, es que por la calidad de muchos de nuestros jugadores, tendríamos que estar buscando rivales de envergadura, calado y nombre para un pulso serio y cobrando dineros que justifiquen el supuesto valor de la marca.

Ya está, igual creo que podemos jugar esta competencia con equilibrio y tenemos con que llegar a la final. Basta que exista voluntad política para hacerlo porque herramientas hay y muy buenas.

Es inmejorable la oportunidad para ganar algo importante. Hasta ahora hemos sumado victorias que no han derivado sino en percepciones y gustos, no en lo que sí es reconocido y que invita a la unanimidad: los títulos.

No lograrlo ahora sería dejar pasar una gran oportunidad y constituiría una injusticia con esta generación de futbolistas.