La carrera de Celio Roberto Roncancio es por la vida

Osvaldo Hernández
LA PATRIA | Manizales

La carrera es larga y dramática, lleva siete meses y no sabe cuántos más. Los escenarios ya no son las carreteras del mundo, sino, una clínica, una cama, una silla de ruedas.... Y el rival es uno solo y no el lote de 100 ciclistas que siempre encontró en una competencia. El de hoy es un cáncer gástrico.
Para vencerlo, se arma del coraje que le sobró cuando se montaba sobre el "caballito de acero", la potencia que lo caracterizó para pedalear y la fe en Dios. El exciclista profesional Celio Roberto Roncancio cree que es el mejor camino para controlar un cáncer gástrico que lo tiene parapléjico.
El peso promedio del ciclista en Colombia es de 57 kilos. Pero Celio, cuando era deportista, pesaba 62. Esa condición le facilitó mover multiplicaciones que le permitían avanzar más que sus rivales. Menos agilidad, pero más fuerza al pedalear. Fue así como el 23 de junio de 1996 le dio a Caldas la única medalla de oro en los Juegos Nacionales de Santander.
Cuando colgó la bicicleta y se dedicó a sus negocios particulares, Celio llegó a pesar 84 kilos, o sea que subió 16 kilos. No volvió a montar en "bici" y tampoco a hacer deporte, por eso el incremento, como él lo reconoce.
Sin embargo, hoy, Celio dice que apenas pesa 70 kilos, o sea que ha perdido 14 del normal que tenía. Detrás de ese dato está la lucha del excorredor caldense por controlar un cáncer que le hizo metástasis. LA PATRIA visitó a Celio y habló con él de lo que le sucede.

- ¿Cuánto lleva en esta situación?
Siete meses desde que me descubrieron la enfermedad, pero tres meses parapléjico.

- ¿Qué tiene y qué le han hecho?
La patología reveló un cáncer gástrico que me hizo metástasis en la columna y el hígado. Me han hecho varias operaciones: me sacaron un tumor maligno, me hicieron una nueva cirugía en la columna para amarrar, ya que me sacaron mucho tejido y mucho hueso. Y luego he estado en radioterapia y quimioterapia, llevo varios ciclos. Pero esto es muy duro.

- ¿Qué piensa o siente?
Esto es muy duro, muy complicado. Uno cree que esto nunca le pasará a uno, pero mire, aquí estoy, triste..muy triste. Hay que seguir para adelante, pero le cuento que fue más duro cuando me dijeron que había quedado parapléjico. Fui deportista, fui sano, no fumé, no bebí y me tocó a mí.

- Usted hoy está muy cerca de Dios, ¿piensa que esto es un mensaje o un castigo?
Es un mensaje para reflexionar. Quizá es para estar más cerca de él y a raíz de esto, lo he hecho. Hoy oro o leo mucho la Biblia con mis amigos cuando vienen, con mi familia o cuando estoy solo. No es un castigo, es una prueba.

- ¿Usted fue aliviado como deportista?
Nunca tuve una cirugía, nada, siempre fue aliviado. Iba a la clínica, pero a ver amigos, algo que no me gustaba. Hoy me toca esta situación y veo lo importante de tener a los amigos acá.

- ¿Cómo se desplaza?
Estoy en una cama alquilada, pero cuando debo salir o moverme, lo hago en una silla de ruedas.

- ¿Qué le ha dicho el médico respecto a su futuro?
El oncólogo fue claro: el tratamiento es para llevar la enfermedad; no es curativo sino paliativo. Aquí lo que hay que hacer es sobrellevar esta situación, porque está muy avanzada, en fase cuatro y la descubrimos muy tarde. Pero yo tengo mucha fe.

- ¿Qué es fase cuatro?
Es cuando un cáncer hace metástasis en una o varias partes del cuerpo. Me salió en el estómago y se multiplicó en la columna y el hígado.

- Entre todo este proceso, ¿ha sentido la muerte cerca?
Sí, tuve un momento en el que sentí mucho dolor, lloré mucho y me tocó ir a la clínica. Allí me pusieron morfina y duré cinco días sin comer y sin tomar nada, bajé más de peso y tanto mi familia como yo pensamos que me moría. Pero aquí estoy.

- ¿Hoy su carrera entonces es contra la muerte?
Sí y es muy dura, tengo que llegar primero que ella, para que no me gane. Por el momento ella me ganó las primeras etapas, pero ahora soy yo el que no me dejo. Mis amigos me dicen, hágale que usted es muy berraco y lo demostró montando en bicicleta. Esto es sumamente complicado, no se lo deseo a nadie. Por eso, cuando usted sienta algo, vaya donde el médico".

- ¿Ha estado acompañado?
Mi familia, mi esposa, mis amigos, gracias a Dios están a mi lado.

Se crió en Manizales
Celio Roncancio llegó a Manizales muy niño. Vino detrás de sus hermanos mayores, quienes arribaron a San Félix (Salamina), procedentes de Boyacá: "un tío compró una finca allí y trajo a mi hermano mayor para que la administrara y nosotros nos vinimos con él".
Posteriormente, el tío compró finca cerca a Manizales, en la vía a Letras, y Celio arribó a la ciudad: "en esa época había afición por el ciclismo, compré una bicicleta y empecé a montar".
"Un día me encontré con Héctor Jaime Pinilla, también ciclista, quien me comentó sobre el club de su padre, Ciclo Estrella, y así empezó mi carrera: "corrí competencias turismeras, carreras juveniles y llegué a las grandes, Vuelta a Colombia y Clásico RCN".
Su mayor logro fue la medalla de oro en los Juegos Nacionales. A lo largo de su carrera vistió las camisetas de Pony Malta, Pony Malta Avianca, Pinturas Rust Oleum, Gaseosas Glacial, Glacial - Selle Italia, Kross - Montanari - Selle Italia (Italia), Petróleos de Colombia - Energía Pura, Aguardiente Cristal - Chec.
Vive con su esposa, Sandra Patricia y sus dos hijas, Sara Valentina y Aura Samantha. Es hermano de Inael, Manuel, María Cruz, Ema, Doris y Rosa.

Ganó y no le pagaron
Celio Roberto Roncancio fue el único medallista de oro de Caldas en los Juegos Deportivos Nacionales de 1996, los cuales se disputaron en Santander. Ese día, Celio, con su potencia física, saltó del lote y superó a los ciclistas que estaban en competencia. La plata fue para Javier Zapata, de Antioquia, y el bronce para Álvaro Lozano, de Norte de Santander.
Celio cuenta que Coldeportes Caldas, orientado en esa época por Germán Villa Villanueva, no le pagó el premio que le prometió: "nos dijeron que nos daban $2 millones al oro y otros $2 millones para el equipo, pero ni lo uno ni lo otro", explicó el corredor caldense.