
EFE | LA PATRIA | MADRID
James Rodríguez empezó bien el 2017 con el Real Madrid.
Fue titular, marcó dos de los tres goles de su equipo en el partido de ida de la semifinal de la Copa del Rey ante el Sevilla y salió entre aplausos de los aficionados que asistieron al Santiago Bernabéu.
Con el apoyo de la afición del estadio Santiago Bernabéu desde que su nombre sonó por megafonía, James firmó su mejor actuación de la temporada. Apenas tres días después de una charla tranquilizadora con Zinedine Zidane en la que aclararon el turbio final de año.
Es lo que desea Zidane, que sus jugadores le pongan las cosas difíciles para decidir y que, fruto de la altísima competencia, en días de bajas y rotaciones, como ocurrió ante el Sevilla, su equipo no solo no note las ausencias si no que además mejore su nivel. La primera parte del Real Madrid rozó la perfección.
En ese ritmo alto de juego y la presión alta apareció James pegado a banda derecha, asociándose con calidad con sus compañeros y sintiendo que todo cambiaba de golpe en once minutos. Un robo de Casemiro le dejó el balón en la frontal del área, dos amagos y zurdazo ajustado al poste. Imparable para Sergio Rico.
Engañó al portero con la colocación del cuerpo en el lanzamiento del penalti e impulsó a un contundente 3-0 al Real Madrid que le coloca prácticamente en cuartos de final de Copa del Rey.
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