Carlos de Torres
EFE | LA PATRIA
La leyenda de Formigal se amplió con la victoria de etapa de Ion Izagirre, el nuevo maillot rojo en las espaldas del ecuatoriano Richard Carapaz y el hundimiento del esloveno Primoz Roglic, quien mostró sus debilidades en un ascenso que cambió el rumbo de la Vuelta.
No hubo Tourmalet, pero le sobró épica e interés a la etapa pirenaica de Aragón. La sexta etapa entre Biescas y Formigal no defraudó. Si en 2016 Alberto Contador destrozó los esquemas para hundir a Froome y dar la Vuelta a Nairo Quintana, esta vez Ion remató un gran día de protagonismo de los Izagirre y Carapaz descubrió las miserias de Roglic, defensor del título.
Por delante se lució Ion, de 31 años, retirado del Tour por una dura caída. Tras ser anulada la fuga de su hermano Gorka, Ion tomó el relevo para iniciar el despegue y entrar en meta en solitario, aún con 25 segundos sobre sus perseguidores. El menor de los Izagirre entró en el club de ganadores de etapa en las tres grandes.
Por detrás, los favoritos estaban a la greña, entre la niebla se fue Carapaz con fe, olió sangre y entró en meta 28 segundos antes que Dan Martin y 43 segundos respecto a Roglic, 46 segundos sobre Chaves y 49 ante Enric Mas.
Golpe en la general la víspera del descanso. Carapaz, de 27 años, ganador del Giro 2019, presentó su candidatura en Formigal. Ahora llevará la roja como jefe de la Vuelta, poniendo fin a una semana de Roglic vestido de rojo. Segundo en el podio está Carthy, a 18 segundos, seguido de Martin a 20, Roglic a 30 cuarto y quinto Enric Mas a 1.07 minutos.
Escapada de 23
Una escapada de 23 hombres que inició el campeón de Francia Remy Cavagna animó la etapa pirenaica de inicio. Velocidad elevada y un pelotón que dio licencia para la aventura en día de lluvia y frío, pero sin demasiadas alegrías, ya que el Jumbo Visma, sin representante en la fuga, puso en marcha la maquinaria persecutoria.
El más peligroso para los hombres de la general era Gorka Izagirre (Astana), a 3.37 de Roglic, quien llegó a ser líder virtual a mitad de etapa, antes de afrontar bajo la lluvia la primera dificultad del día, el Alto de Petralba (3ª,6,2 kms as 4,1 por ciento).
Por la cima, pasó al frente el francés Guillaume Martin (Cofidis), escritor y filósofo aparte de ciclista, inquilino del podio del Tour en muchas jornadas, quien trataba de arrebatar el maillot de la montaña a Tim Wellens. Pequeñas disputas en el universo de la fuga.
El Alto de Cotefablo (2ª, 12,7 kms al 4,1%) se subió con chubasquero, frío y penuria. Los hombres destacados rodaban adelantando el horario previsto de llegada en cada pedalada, forzando al grupo que estiraba el Jumbo a bloque.
Bajando se lanzó al ataque Gorka Izagirre, el único que preocupaba al colectivo de favoritos. El ciclista vasco bajó acoplado al cuadro de la bici como si la carretera estuviera seca. Abrió hueco, tomó riesgos, pero el de Ormaiztegi fue cazado por los hombre de la fuga a 6,6 kms de la meta de Formigal.
Por detrás, una avería puso en apuros a Roglic, quien se tuvo que pegar un buen calentón remolcado por George Bennett para unirse de nuevo al grupo. Ineos y Movistar metieron una marcha más antes de afrontar la subida definitiva.
Roglic sufre, Carapaz asume la roja
Tocaba surcar el paisaje otoñal hacia la cumbre de Formigal, un puerto no agresivo por sí mismo, pero endurecido por un día infernal de agua y frío, de 14,6 kms al 4,6 por ciento de desnivel. La fuga se volvió a juntar una vez atrapado Gorka Izagirre a 6,6 de la cumbre situada a 1.770 metros de altitud.
La dureza real estaba en los últimos 4.000 metros, donde empezaron los ataques, por la etapa y por la general. Por delante Ion Izagirre atacó para no volver. Recuperado de la caída del Tour, entregado a los intereses de su hermano en la etapa, tomó la palabra para no volver.
El ciclista del Astana abrió un hueco de 20 segundos que fueron suficientes para cerrar el ciclo de victorias en las grandes. Una llegada con honores, con tiempo para que el ganador de la Itzulia 2019 degustara su conquista de la cima aragonesa.
Por detrás había fiesta mayor. Con Roglic en apuros se encendieron los petardos. Primero atacó Soler, en estado de gracia, luego se animó todo el mundo, pero el más fuerte fue Richard Carapaz, ambicioso y seguro de sus fuerzas. La "Locomotora de Carchí" presentó la candidatura a la roja. Y va en serio.
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