Carlos Antonio Vélez
LA PATRIA | Londres
Al mundo le molesta el viejo concepto: "el fútbol es un deporte que juegan dos equipos, 11 contra 11, inventado por los ingleses, pero que siempre ganan los alemanes". Pero hoy está más vigente que nunca y lo más destacado no es solo la supremacía futbolística, sino también la económica.
En medio de la crisis sufrida por Grecia y España, entre otras naciones europeas, la única que se ha mantenido firme, saliendo al rescate y sosteniendo el valor del euro es Alemania. No hay duda de que es una potencia más que nunca.
Y como todo está encadenado, el fútbol ha sacado partido. Un país pobre no puede tener una competencia y unos equipos ricos.
Alemania ya tiene respuesta al orden impuesto desde hace algunos años. Los equipos no pueden superar ciertos topes salariales y montos de inversión. Desde una economía saneada se construyó un torneo seguro.
De esas restricciones sanas nació un fortalecimiento de las divisiones menores que terminaron alimentando, sin grandes erogaciones, los planteles superiores. Las escuadras contratan lo necesario solamente y dentro de un marco de referencia no negociable.
La Bundesliga es más pareja, competitivamente hablando, que cualquiera otra liga de Europa. Todos están dentro de un marco de referencia en el que se destacan fundamentalmente los aportes deportivos.
En las últimas ediciones se han encontrado peleando, en todos los frentes, los dos rivales en la Final de hoy, pero otras escuadras han tenido posibilidades de llegar también, como Stuttgart, que jugará la final de la Copa Alemana.
El Bayern tiene una deuda pendiente con el mundo. El año pasado, en su casa, fue derrotado por el Chelsea que lo llevó a la prolongación y la tanda de lanzamientos desde el punto penal, siendo más en fútbol los bávaros, aunque los ingleses, calculadores y pragmáticos, apelaron a la táctica y con inteligencia compensaron el faltante con la pelota.
Hoy la cosa es diferente. Al frente estará un equipo que también juega, pero que peca por inseguro en la zona de los centrales por donde justamente Muller y Mandzukic se mueven bien, rentabilizando el juego exterior del Bayern con Lahm, Ribery, Robben y Alaba.
El pulso de hoy pone frente a frente dos escuadras con fútbol variopinto, pero nacidos en la misma sala de partos y formados en la sólida estructura de un proyecto sin bandazos.
Mientras Bayern se ve más completo, el Borussia es más tierno, pero igual potente. La diferencia podría estar en el manejo mental de la revancha para con la historia que le podría dar, a quien tiene un poco más, el triunfo... hablo del equipo de Heynckes.
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