EFE | LA PATRIA
El entrenador de la selección alemana de fútbol, Joachim Löw, rindió ayer tributo en la emblemática Puerta de Brandeburgo de Berlín a los cientos de miles de aficionados que animaron al equipo en las últimas semanas hasta lograr la victoria en la final del Mundial.
"Sin vosotros no estaríamos aquí. Somos todos campeones del mundo", aseguró Löw ante una enardecida marea de seguidores que desde primera hora de la mañana esperaba a su Selección.
Por problemas técnicos antes de despegar en Río de Janeiro, el avión aterrizó con más de una hora de retraso en el aeropuerto de Tegel, donde la Selección emprendió camino al centro de la capital.
Miles de aficionados acompañaron a los jugadores en su recorrido en un autobús descubierto, que avanzó despacio por la ciudad.
Y tras una pausa salió Löw al escenario de 30 metros colocado ante la Puerta de Brandeburgo, seguido de todos los jugadores, ataviados con camisetas negras y un gran número 1 estampado en el pecho.
Bailaron, saltaron y bromearon con sus aficionados, la mayoría con gafas de sol y rostros cansados tras el largo viaje desde Brasil. "Esto es increíble", repetía el emocionado capitán, Philipp Lahm, con la copa dorada entre los brazos.
El dato
Se trata del cuarto título mundialista de la selección alemana -tras los de 1954, 1974 y 1990- y el primero cuya celebración tiene lugar en la Puerta de Brandeburgo de Berlín, desde 1999 de nuevo sede del Gobierno y Parlamento alemán.
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