Olmedo Correa *
Especial | LA PATRIA | Moscú
Otra vez el fútbol colombiano está en octavos de un campeonato del mundo, se lee fácil, pero es muy complicado llegar a esta instancia, y se prueba en el hecho que de 32 selecciones que arrancan, se quedan 16, frías matemáticas que tienen objeciones por supuesto, son aquellos que jugando bien, no convierten oportunidades en goles.
¿Será este un mundial diferente? creo que sí, y lo muestran presentaciones decepcionantes y otras de distintas tareas en la cancha, pero para ganar? quizá para no perder; pero está dando resultado y lo saben México, Rusia, Dinamarca, Islandia, que en su momento sometieron a rivales
poderosos y favoritos, conduciéndolos al fracaso y por ende a una crítica despiadada y mediática.
Sí señores, un Mundial diferente que podría cambiar los resultados, los ganadores, y la historia del deporte de multitudes. No es presagio, es la línea conducente de lo que aquí está pasando.
Hace 20 años, en primera fase de Francia 98, me tocó vivir el partido que hoy repite la selección nacional ante Inglaterra; la sede, el estadio de Lens, para aquellos años y aún una localidad provincia del gran país “Galo”, tuvo que vivir los temores de la llegada de dos hinchadas
diferentes: los temidos Hooligans ingleses, ya desaparecidos por un gobierno que se amarró los pantalones, y por otro lado, los jóvenes seguidores colombianos, tímidos e inesperados.
Hoy las realidad es distinta, nuestra tricolor creció y sus jugadores pasaron de ser domésticos a internacionales que militan en los mejores clubes del mundo; los ingleses, por su parte, decrecieron practicando una forma de juego no moderna, donde sigue prevaleciendo la potencia y el juego aéreo y las figuras escasean.
En el 98 jugaban mejor y tenían mayores referentes, hoy es Harry Kane, estrella del equipo, 24 años, goleador de goleadores, podría ser botín de oro en esta justa. Son pocos los que iluminan a los británicos, en defensa Jhon Stoness, veterano de extraordinario desempeño en rechazos y remates de goles de cabeza o asistencias a manera de pívot. Hoy salen a la cancha del SPARTAK sin gran favoritismo sobre la selección Suramericana, y en un mundial amorfo, donde las camisetas y las banderas ya no pesan, aquí se gana con hambre, con mística y con propósito.
Rusia 2018 nos está mostrando otro mapeo conductor de nuevas tendencias, y es ahí donde aparece lo impensado y lo no calculado; el golpe de los pequeños por la sucesión del trono. Hoy los cuadros de llegada favorecen a Colombia y la revancha que se esperó por dos décadas está por aparecer.
* Enviado especial Red Sonora.
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