Olmedo Correa
LA PATRIA | Sao Paulo
@olmedoycorrea
Desde Cuiabá, con la esperanza puesta en otra buena presentación de nuestra Selección Nacional, y ya superada la mitad de los partidos del Mundial 2014, encontramos otra perspectiva de este “asunto” que paraliza al mundo.
Las grandes selecciones, las históricas, no correspondieron a las expectativas de nadie. España actual campeón, apeado sin ninguna consideración; Inglaterra, con pena y sin ninguna gloria; Argentina y Brasil, en medio de sus inconsistencias, le han dejado el camino allanado a la fuerte Alemania y a la renovada Francia, para citar las europeas.
En América, la ilusión quedó supeditada a la sorprendente Costa Rica, unida a la fuerza charrúa que, junto a los goles y buena planificación, sustentan victorias en nuestra bien llevada Colombia. Ellas abren la esperanza de victorias y mejor posicionamiento del fútbol latinoamericano.
¡Qué Mundial estamos viviendo! en medio de la carestía de un país que elevó los precios de la canasta familiar, con el transporte público más costoso del mundo, 12 estadios bellísimos, una diversidad étnica inigualable y con miles y miles de turistas y aficionados del planeta que no quisieron perderse esta cita orbital.
Pero el sabor del juego bien llevado, el de la nueva expresión táctica, el de las sorpresas e innovación en la estrategia aún no aparece. Quizá, por eso los referentes del fútbol de hoy, entre técnicos, exjugadores y periodistas de los grandes medios que cubren el Mundial, llenan con los y magníficos comentarios la actuación del combinado nacional.
No es gratuito que James Rodríguez aparezca en la selección ideal del certamen, que Cuadrado sea perseguido por los grandes clubes europeos, que el joven Juan Fernando Quintero reciba los elogios, de personajes maliciosamente tendenciosos en su dialéctica cotidiana... en fin estamos ante una realidad palmaria de nuestro presente futbolístico.
La tricolor nacional cierra hoy su participación en la primera fase del Mundial enfrentando a Japón, selección asiática de la que se esperaba un mejor comportamiento: cayeron en su primera salida 2-1 ante Costa de Marfil y, apretadamente, igualaron 0-0 con los griegos.
Los dirigidos de Alberto Zaccheroni se diluyeron sin mostrar sus verdaderas esencias. Hasta hoy no vemos bien a sus figuras Shinji Kagawa, del Manchester, y Keisuke Honda, del Milán. El juego de hoy en el Arena Pantanal con nuestra Selección, ya clasificada, sirve para clarificar el poderío del grupo, con la segura y confortante llegada a octavos, en la que nos veremos cara a cara con un campeón del mundo. Bien de América o del Viejo continente.
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