
Guarda cada detalle como un tesoro. La bandera de los Juegos, la mascota (el león bautizado Hodori), las medallas que da la organización por la participación, la gorra y el vestido con el que desfiló, un blazer azul y un pantalón caqui.
Las lágrimas ruedan por las mejillas del médico Carlos Alberto Osorio Duque cuando se le pregunta por su participación en los Juegos Olímpicos de Seúl (Corea) en 1988: "Es algo indescriptible, es el máximo certamen, uno llega allí con esa imagen y así lo vive", dice el galeno.
Osorio Duque fue con el equipo colombiano y le tocó atender el equipo de ciclismo, pero también a competidores como Ximena Restrepo, Eliécer Julio, Bernardo Tovar y los hermanos Héctor y Querubín Moreno.
El médico tiene una anécdota que no olvida: "Cuando llegamos, para poder ejercer, tuve que pasar un examen, pero aproveché y me hice un electrocardiograma. Un periodista coreano llegó en ese momento a averiguar por la delegación colombiana y alguien le entregó mal la información. El señor le contó al mundo que el equipo había llegado bien, pero que al médico le había dado un infarto. Cuando llamé a Colombia tuve que decirle a mi esposa que se devolviera porque ella ya iba rumbo a Corea pensando que a mí me había dado un infarto".
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