Juan Sebastián Gómez*
LA PATRIA | Manizales
Hace ya un poco más de 20 años soñaba con salir del país para estudiar una carrera universitaria.
Por algunas razones familiares que no valen la pena mencionar en este corto escrito, las cosas se complicaron un poco, pero la verdad, había algo que me decía que debía quedarme en mi país y mi ciudad: el fútbol.
Pasadas ya dos décadas, le agradezco al fútbol todo lo que me ha dado. No estoy hablando de goles, triunfos y copas, no, estoy hablando de la oportunidad que me dio de conocer la ciudad, su gente y sus hinchas.
Tengo que decir que el fútbol detonó en mi una sensibilidad social que cambió mi proyecto de vida y me hizo dedicarme a lo que hoy hago, política. Y es que eso es el fútbol desde la tribuna, política, sociedad, ciudad y vida.
No sé qué sería de mi vida sin el fútbol, sin ese contacto domingo a domingo con la vida, la pasión y la realidad social de mi ciudad, realidad muy dura por demás.
El fútbol es esperanzador de que todo puede ser mejor, pero cómo algo que parece ser tan básico une estratos, sexos credos y generaciones. Cómo algo que puede sernos tan ajeno como un equipo de fútbol nos lleva del cielo al infierno en una sola jugada, como tantos en el mundo dan la vida por sus equipos. La vida... eso es el fútbol, la vida misma.
* Concejal y líder de la barra Holocausto Norte.
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