El desmayo de Eduardo Luján Manera en el juego Once Caldas - Deportes Quindío

Osvaldo Hernández

LA PATRIA | Manizales

El Once Caldas (Cristal Caldas) fue el quinto equipo en la carrera como técnico del uruguayo Eduardo Luján Manera. Empezó en Los Andes en 1975, luego pasó en 1976 y 1977 por Estudiantes y en 1978 llegó al Blanco.

Manera arribó en reemplazo de Gilberto Osorio, que un año atrás había llevado al Once Caldas al hexagonal final. Se encontró una base integrada por Everth Armando Ríos, Nolberto Molina, Claudio Casares, Víctor Hugo Del Río, Nelson Gallego y Ramón Orlando Gómez.

Un día, Manera les hizo pasar un susto a todos los asistentes al partido en el estadio Fernando Londoño y Londoño que el Blanco disputaba con el Deportes Quindío. El hecho lo recuerda con claridad el goleador argentino Ramón Orlando Gómez que estaba a su lado, porque se recuperaba de una lesión.

"El equipo no andaba bien. No convencíamos; había mucho estrés. Pero ese juego lo ganábamos 3-0 el primer tiempo. Estábamos ahí y se desmayó. Fue un momento muy dramático; todos nos asustamos. Luis Gómez, el médico del Club, lo atendió inicialmente y lo llevó a una clínica. Había mucha gente, yo le quité el reloj que llevaba (un Rolex) y lo trasladaron urgente al centro asistencial".

Después del partido, que lo terminó dirigiendo Jaime Fonseca y lo ganaron 4-0, los jugadores fueron a saludarlo.

Al alumno de Oswaldo Juan Zubeldía, en la escuela de Estudiantes de La Plata, lo estabilizaron en la Clínica y el galeno le dijo que, dependiendo de la evolución, le daría salida: "Y así sucedió, se recuperó ligero, el doctor le dio de alta y en vez de irse a la casa con su esposa, dijo que lo llevaran a la concentración con el equipo, en el Seminario Mayor (La Florida)".

Mientras estuvo en reposo, el técnico fue Jaime Fonseca, recuerda Ramón Orlando Gómez: "Que yo sepa, le dio un preinfarto, pero el médico lo atendió rápido y lo estabilizó".

A Manera, que falleció en el 2000, le costó adaptarse al Once Caldas (Cristal Caldas). Mientras el equipo cultivaba un fútbol estético y bien jugado, el DT quiso imponer el discurso de ganar por encima de todo y chocó con todos. Cuando se dio cuenta de eso, aflojó, se acomodó a las circunstancias y metió al equipo entre los 8.