
Osvaldo Hernández
LA PATRIA | Manizales
El día soñado desde niño por Roberto José Guerrero, su debut en la Fórmula Uno, en 1982, fue triste y frustrante en Sudáfrica.
Roberto José firmó con el equipo Ensing Racing, una escuadra sin el poder económico de las grandes, pero con las garantías para correr el Campeonato que en esa época daba más oportunidades.
"Habíamos trabajado muy duro y ya en la semana habíamos marcado muy buenos tiempos. Los que hicimos nos daban para estar en la mitad de la tabla y eso era muy importante para mí. Eramos como 30 pilotos".
El jueves por la tarde, en plenos entrenamientos y antes de las prácticas oficiales del viernes, fue a buscarlo el austriaco Niki Lauda, figura de primer nivel de la F1, que ya tenía 2 títulos mundiales y 3 subtítulos encima.
"Llegó y me buscó, ya sabes lo que significa eso, que apenas estés llegando y venga tu ídolo a buscarte. Me puso la mano en el hombro y me dijo que iban a hacer un huelga de pilotos y que necesitaban solidaridad. Me quedé frío, triste y pensé... cómo que huelga si es mi primera carrera. No podía ser el héroe, me uní a la huelga".
La posición de Lauda fue apoyada por canadiense Jacques Villenueve que en esa época aún no había ganado el Mundial, pero ya se asomaba como figura: "Era referente y no les podía quedar mal".
Los 30 pilotos se fueron a un hotel y se acomodaron en un auditorio gigante: "Todos juntos, aún recuerdo a Villenueve jugando con el piano y yo con mi novia, ella por la ventana y yo en el interior. Comimos pizza y finalmente todo se solucionó y hubo carrera".
Los pilotos pedían que la superlicencia los protegiera a todos. Forzaron el tema y lo lograron.

Al otro día todos volvieron a la pista y cuando Roberto José Guerrero llegó a su carpa encontró todo empacado: "Pregunté qué pasó y Morris Nunn, el dueño del equipo, me dijo que yo había incumplido el contrato. Que no había carrera. No sabes todo lo que le rogué para que me dejara correr. Le expliqué que tenía dos patrocinadores colombianos, Café de Colombia y Caribú, que también eran sus patrocinadores. Y no hubo palabra o poder que lo hiciera cambiar".
Roberto José se acordó del gesto que había tenido con Lauda y Villenueve para la huelga y fue en busca de ellos para lograr el apoyo: "No sabes la rabia que me dio cuando le dije a Jacques lo que pasaba y me preguntó..."¿Y en qué equipo es que estás?". Dejé eso así más bien".
A la carrera siguiente, en Brasil, Guerrero organizó su situación con Morris, mantuvo los patrocinadores y pudo cumplir ese sueño de correr en la Fórmula Uno.
Ganador de las 500 millas de Indianapolis en 1992, Roberto José corrió dos temporadas en la F1 y su mejor actuación fue el octavo lugar en el Gran Premio de Alemania en 1982.
Con 61 años, está casado con Katie Guerrero y es padre de Marco, Evan y Haley. Hoy se dedica a probar los carros de Jaguar y forma pilotos para casas automotrices.

De izquierda a derecha, Jarred; mi hija Haley, Katie mi senora, yo con Graham, Taylor con Wesley Evan mi segundo hijo con Ellie, Chelsea con Grace y Marco mi hijo mayor con Charlotte. Mi hija Haley y Jarred tienen un bebé de dos meses estaba embarazada en esa foto.
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