El bolichero colombiano campeón del mundo que fue señalado de terrorismo en Teherán

Osvaldo Hernández

LA PATRIA | Manizales

El susto que se llevó Jairo Ocampo Gómez en Teherán (Irán) en 1976 no tiene nombre. Recuerda que lo tildaron hasta de terrorista por un error que cometió cuando lanzaba el boliche en un homenaje que le hacían antes de comenzar la XII Copa Mundo.

Jairo llegó a Teherán como figura y como favorito. Dos años antes, en 1974 (17 de noviembre), en Caracas (Venezuela), el caldense se convirtió en el primer latinoamericano en ganar la Copa Mundo al vencer al belga Louis Wildermeersch por 24 pines, 587-563.

Por eso generó tanto ruido su presencia en el mundial y lo que sucedió luego en la pista antes de arrancar las competencias.

"Estábamos en los actos protocolarios y había mucha algarabía. Recuerdo que fui llamado a la pista y me pidieron que hiciera unos lanzamientos como reconocimiento a mi título. Y lo hice, pero con tan mala suerte que en uno de los lanzamientos no me eché talco en las manos y en vez de lanzar hacia adelante, tiré hacia atrás y casi agredo gente.

Usted no se imagina el susto por lo que pasó. Atrás, en sillas de honor estaban las autoridades encabezadas por el rey Mohammad Reza Pahleví, el Sah de Irán, con toda la familia real. Todo el mundo se puso alerta y pensaron que yo lo había hecho intencionalmente. Tuve que explicar muchas veces que simplemente había sido un movimiento involuntario.

Si eso ocurre con otra persona y no conmigo, que era el campeón del mundo, allá estaba encerrado, eso se lo aseguro".

En ese mundial, don Jairo quedó de décimo. Perdió el paso a la final por un pin (258-257) con filipino Nepomuseno Páez, quien a la postre se quedó con el título mundial.

Ocampo Gómez tiene hoy 74 años, vive en Manizales, está casado con doña Rosalba Angarita, unión de la que nacieron Jairo Andrés y Lucas Felipe.

Otra: Ocampo Gómez tampoco olvida la vez que inauguraron la bolera de Unicentro en Bogotá. Recuerda que, mientras invitaron con bombos y platillos a Estados Unidos y Alemania, él siendo campeón del mundo, tuvo que viajar en carro desde Manizales y hacer equipo con el venezolano Francisco Borges, Julio Soto y Abraham Jaimes. Y en el campeonato, empezó en el puesto 42, en medio de las loas para americanos y alemanes, subió como espuma y les ganó el certamen.

"Me acuerdo que la fiesta de clausura parecía un funeral porque seguramente ellos querían que ganara un mono de esos".