Osvaldo Hernández
LA PATRIA I Manizales
Sebastián Castañeda Arbeláez fue figura del patinaje colombiano entre 1989 y 2003. Lo ganó todo en Caldas, en el país e hizo podios internacionales. Cuando había cumplido el ciclo en el patinaje, incursionó en el ciclismo y hasta alcanzó a llegar al equipo Cropusa Burgos, pero finalmente optó por el estudio.
Después de haberse graduado como ingeniero civil en la U. de Manizales y haber laborado los primeros años, en el 2013, optó por irse a suelo norteamericano para hacer una maestría en el Massachusetts Institute of Technology.
"Empecé a ver que había mucha afición por el atletismo, por las carreras. Y aunque no pensaba hacer deporte de alta competencia, me animé para salir a trotar, a correr. Siempre empujado por los compañeros, el paisaje y las rutas".
Ya para el 2013 y acondicionado como atleta, a Sebastián se le metió en la cabeza correr la Maratón de Boston, fundada en 1897, una de las más importantes del mundo al lado de Nueva York, Chicago, Berlín, Londres y Tokio.
"Estar allí es el sueño de cualquier atleta, sea máster, ejecutivo o élite. Me preparé para hacer la marca mínima y lo logré en el 2017 en Medellín. De ahí en adelante lo que había que hacer era una preparación ideal para partir al lado de 30 mil atletas de 100 países".
Sebastián (centro), cuando era patinador.
La Maratón Boston se disputa en abril, en primavera: "Lo ideal para correr una prueba así es entre los 10 y los 13 grados, con poca humedad. Ellos lo saben y la hacen así".
Llegó el 2018 y la hora de ir a la Maratón: "Viajé con dos compañeros de la empresa donde laboro. Ya habíamos visto que hacía frío y viento, pero llevé una indumentaria ligera, con el esqueleto, la pantaloneta, un gorro, guantes y los manguitos para los brazos".
Sebastián y sus compañeros se reportaron en el punto de encuentro y desde allí los llevaron en bus hasta Hopkington: "Había una tormenta horrible con nieve, granizo y mucho viento.
Esperamos dos horas para la partida en medio de ese frío. Quería hacer 2 horas y 40 minutos. Tenía la ilusión de que empezaba a correr y el cuerpo se me calentaba. Y eso nunca pasó. Faltando 10 kilómetros me quité el gorro y, literalmente, se me congelaron las orejas. Los dedos de las manos también se me congelaron y no me dejaban coger la alimentación.
Después me di cuenta que un tercio de los participantes se había retirado por hipotermia.
En el kilómetro 28 se me bajaron las pulsaciones; el cuerpo no me respondía. Después, leyendo, me di cuenta que cuando uno tiene hipotermia, el cuerpo ahorra energía y baja la temperatura. Y yo finalicé así. Un compañero me contó después que había hecho tres kilómetros al lado mío y no me enteré. Finalmente terminé la carrera con 2 horas, 50 minutos y 39 segundos, me demoré 10 minutos más de lo planeado.
A otro compañero, con el que quedamos de encontrarnos en un punto de referencia, lo tuvimos que ir a buscar a un centro de atención médico porque se desmayó después de llegar. Fue una experiencia única, increíble, dramática".
Sebastián tiene hoy 41 años, está casado con Dania Palacio y es padre de Valeria y Nicolás.
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