En una definición con photofinish, Carlos Alberto Ramírez logró la medalla de bronce en la final de BMX masculino, quedó empatado en tiempo en el tercer lugar.
En la semifinal
En la tercera manga, en la que los corredores colombianos definían su paso a la final, Carlos Alberto Ramírez y Carlos Mario Oquendo sufrieron caídas.
Ramírez alcanzó a recuperarse y cruzó la meta en quinto lugar. Oquendo pasó sexto, pero el tiempo no le ayudó para pasar a la final.
En la primera y segunda manga, Oquendo y Ramírez llegaron en tercer y cuarto lugar, respectivamente.
Viene siendo la revelación en el circuito mundial de bicicrós. Sus logros a lo largo del año lo avalan como una de las figuras internacionales. Fue campeón mundial juvenil y ahora tomó el relevo de Carlos Mario Oquendo como medallista olímpico.
El antioqueño Carlos Alberto Ramírez, ‘el pequeño mago’, como lo llaman sus compañeros, por lograr adelantarse a todos los ciclistas que le ganan en la salida y pasar de los últimos a los primeros lugares, no es un ilusionista, no hace trucos para marcar la diferencia en las pistas, su magia se centra en la disciplina que a diario práctica por lograr ser el mejor.
Ramírez, el joven talento nacido el 12 de marzo de 1994, no pronuncia un conjuro para ganar medallas, se levanta cuando el sol lo hace y sale a entrenar convencido de sus sueños. Tampoco se cura de las heridas de los accidentes con pociones, él como el paisa echado pa’lante soporta y supera las caídas con medicinas que le recetan los médicos de su familia.
Carlos se montó a una bicicleta por primera vez cuando tenía tres años, sus padres quisieron que él no estuviera en las calles sin un objetivo claro. Su apuesta tuvo un valioso resultado. Hoy en día Carlos Alberto Ramírez pasó de ser una de las revelaciones colombianas a una realidad en Río-2016.
Pareciera que esta disciplina hubiese nacido para Ramírez. Durante su toda su vida este atleta ha escuchado el mismo conjuro: “Raiders ready. Watch the gate…” y cuatro pitazos después, sale junto con siete hombres más con hambre de gloria, baja a la mayor velocidad que puede por unos 25 metros de pista, desde ocho metros de altura. La adrenalina se eleva a sus máximos niveles en una carrera de menos de un minuto.
Ramírez ha vivido en carne propia el auge de este deporte en Colombia, el comienzo del BMX como una competencia olímpica en Beijing 2008, ha visto como otros gigantes de su país se han levantado en un podio de Londres y puesto su mano en el corazón para oír las notas marciales del himno de nacional.
Fue medallista de oro en los Juegos Centroamericanos y del Caribe Veracruz-2014, escoltado por su compañero de equipo y rival en la pista, Carlos Mario Oquendo. En los Panamericanos de Toronto estuvo cerca de la medalla, llegó tercero, pero una falta por pisar la colchoneta de protección en la primera curva, en la que se cayó Carlos Mario Oquendo, fue descalificado. Ya estaba en la élite.
Y tras un gran Mundial en Medellín, en su casa, este viernes 19 de agosto logró su más importante resultado, porque se subió al podio de los Juegos Olímpicos Rio-2016, tomó el relevo de Carlos Mario Oquendo y más que revelación, confirmó que es uno de los mejores del mundo.
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