PAPEL SALMÓN | LA PATRIA
Jorge Eliécer Zapata Bonilla
En los 110 años de historia del Departamento de Caldas ningún dirigente se había preocupado tanto por la identidad regional como Otto Morales Benítez, pues formado académicamente en Popayán y en Medellín, nacido en Riosucio cuna de comunidades indígenas y llevado por su padre a los socavones de las minas de oro de Marmato y Supía, trabajadas por negros de procedencia africana, tenía a su favor el conocimiento del mestizaje como la raza que debía reclamar con fuerza su propia expresión humana. Otto vivió primero la identidad de los pueblos caldenses y luego acudió a descifrar sus razones. Sus estudios universitarios en Medellín y su fácil palabra que le abrió todas las amistades y las tertulias, lo interesaron entonces por la colonización antioqueña en el territorio del Gran Caldas. De todas esas fuentes naturales bebió para la parte sustancial de su extensa obra.
El Departamento de Caldas tuvo pues en él al mayor de sus estudiosos, a alguien interesado por todos los aspectos de la vida regional, a alguien que venía de las raíces y comprendía que si se estudiaba la procedencia de los problemas, la génesis de estos, se hallarían soluciones, por eso estuvo al frente de proyectos académicos orientados a dar luz sobre nuestra verdad como región.
Guionista de la cultura caldense
La extensa obra del Maestro, 150 títulos, muchos de ellos reeditados en varias ocasiones, muestran la preocupación por los asuntos regionales y nacionales y su asomo a toda Latinoamérica como una unidad comunitaria que debe unir sus fuerzas para salvar la identidad. Libros aparecidos en otros países dan cuenta de su conocimiento sobre el continente y de su preocupación por fenómenos sociales que se reflejan el uno en el otro mostrando unidad étnica.
El libro Cátedra Caldense, publicado en 1984 por la Universidad Autónoma de Manizales, a instancias de la idea de estudiar el Departamento desde todos sus ángulos para futuros proyectos, es un sumario en el que Morales Benítez desglosa pausadamente todos los aspectos de la vida regional dando a los hechos históricos y a sus protagonistas espacio principal. Desde la figura del pensador Rafael Uribe Uribe, humanista y hombre de Estado, hasta la diáfana literatura del Maestro Adel López Gómez, a quien se puede considerar el cuentista de la colonización antioqueña. Entre esos dos personajes cimeros, Otto pasea al lector por la vida y la lucha de los mineros, por el oro como protagonista en la independencia nacional, la presencia de los héroes en nuestra provincia, los aportes del General Santander a la educación en toda la república y su interés por las escuelas en los pueblos del norte de la gobernación de Popayán, la colonización antioqueña, la construcción de caminos para acercar el occidente de la Nueva Granada con Santa Fe de Bogotá.
Colombia, el liberalismo, la literatura
La gran pasión de Otto fue indudablemente Colombia. Tenía recogido de sus mayores un amplio y respetable sentido de patria que ampliaron sus maestros en la escuela pública. Vibraba con la historia del país y retornaba a las luchas sociales para demostrar la grandeza del pueblo raso. Revolución y caudillos, Reflexiones colombianas, Caudillos y muchedumbres y Memorias del mestizaje son apenas unos de los muchos títulos donde el análisis del proceso social es su tema. Pero igualmente el partido Liberal, al que perteneció y por el que luchó, fue su razón de ser. Por eso mismo se le consideró el último liberal doctrinario. Bebió en el ideario de Rafael Uribe y fue custodio del pensamiento tanto de Alberto Lleras Camargo como de Carlos Lleras Restrepo. Mantuvo una estrecha amistad con el presidente Eduardo Santos y con el Maestro Darío Echandía, entre muchos líderes nacionales.
Ejerció el periodismo primero en El Colombiano y luego en El Tiempo. Su trabajo en el suplemento Generación tiene un alto significado para el periodismo cultural del país, y su columna “Aguja de Marear” en el segundo diario mencionado, sacó a flote el trabajo de muchísimos escritores, básicamente de la provincia colombiana. Para Otto reseñar un libro bien escrito y bien pensado era darle vía libre a un escritor, obviar que se frustrara un sueño.
La generosidad de Otto
La voz y la figura del Maestro llegaron a todos los rincones de Colombia. Su correspondencia fue abundantísima, pues respondía todas las cartas que le llegaban, casi siempre enviando con ellas un libro o un recorte de prensa y siempre alentando al joven escritor, al artista que apenas empezaba. Era un preocupado por las manifestaciones del arte en todos lugares de la patria y tenía además una solidaridad grande con las bibliotecas de los pueblos pequeños y marginados, a ellos enviaba su obra y hacía recomendaciones para buscar la dotación de esos centros de información y consulta. En sí, a Otto lo que más le preocupaba era Colombia, la patria.
*Escritor.
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