Con Beethoven y Tchaikovsky
Martín Renato Marulanda*
Nelson Monroy Rendón se despide de la Orquesta Sinfónica de Caldas con la misma sobriedad que ha distinguido su vida, con sabiduría, con el eco del aplauso que en el interior todos los manizaleños le tributamos. La orquesta verá partir a su director, pero el pódium le pertenecerá por las dos décadas de arduo y desinteresado trabajo.
Nelson, así no más, con talante y devoción, llegó a Manizales en 1983 en un recorrido nacional que realizaba la Sinfónica y Coro de la Ópera de Colombia. "No conocía Manizales, pero en mi mente quedó una peculiar sensación con respecto al público, y una idea certera de que aquí debía pasar algo grande. Jamás imaginé que yo tendría algo que ver", expresó el maestro".
En 1988 fue invitado a trabajar con la Coral Santamaría, y en 1989 regresó con la intensión de permanecer por seis meses. "Me pidieron que dirigiera el ensamble de cuerdas de Bellas Artes, acepté tímidamente, pero a medida que pasó el tiempo me fui encariñando con el trabajo y con las enormes capacidades de los músicos de la época, fue entonces cuando entendí que era necesario potenciar dicho conjunto a nivel de una orquesta académica. Ello tuvo muchísimo que ver en que extendiera mi estadía a mucho más que seis meses".
En 1991 Nelson se radicó en Manizales e inició la materialización de la orquesta académica. "Batuta Caldas fue fundamental para sacar el proyecto adelante, pues con ayuda de talleristas fuimos cualificándonos y adquiriendo nuevos instrumentos. Los montajes iban aumentando año tras año, y las dificultades artísticas dejaban de serlo con el compromiso serio de los músicos".
En el año 2001 la orquesta académica proyectada por Nelson había llegado a un nivel artístico considerable. "La ciudad pedía ahora respuestas a necesidades artísticas superiores. Fue entonces cuando se pensó en la alternativa de convertir esa orquesta estudiantil (primero en 10 años, luego en 15 años) en un orquesta profesional".
El primer reto musical fue la Obertura El Empresario de Mozart, todos se comprometieron a montarla y la presentaron en Bogotá en el lanzamiento de Batuta. "Lo más bonito del proyecto era el contraste al concebir ciertas ideas en mi cabeza e iniciar el proceso de materialización con aciertos y errores, y ver luego resultados de diversa índole, ello es una experiencia única, un director escasas veces tiene la oportunidad de idealizar una orquesta, verla nacer, crecer y dejarla libre para que siga prosperando con autonomía".
Nelson comenta que aún hay tareas alrededor de la orquesta que avanzan gracias al compromiso de personas estratégicas como Gorka Sierra, director artístico; Olga del Socorro Serna, gerente general; Lina María Trujillo Gálvez, directora comercial y operativa, y los miembros de la Junta Asesora, elementos indispensables para darle una solución estructural y financiera de mediano y largo plazo que garanticen su continuidad. Luego el proceso de profesionalización iniciado en el 2001 deberá completarse y ojalá no a la fuerza, pues el nivel de compromiso de los artistas foráneos nunca será comparable al de los músicos de la región. "La orquesta de los años 50, integrada por italianos y alemanes, duró tan solo dos años, una vez consumado el presupuesto los músicos emigraron. ¿Cuántas veces se nos ha acabado el presupuesto? Sin embargo la mayoría continuamos al pie del cañón defendiendo el proyecto. Es importante que no se nos acabe el presupuesto, pero también es importante que la razón por la cual los músicos participen en esta orquesta sea diferente a una simple solución laboral".
Un concierto de despedida es sin duda un momento especial para Nelson, toda su vida profesional estuvo ligada a la consolidación de esta orquesta "Siempre supe que este momento llegaría, y ahora que se da, adquiere toda la importancia del caso. Hace mucho no me sentía afectado y conmovido por un concierto. El desvincularme es un cambio grande, pues fueron dos décadas viéndola prosperar. Me queda la satisfacción de entregar una institución artísticamente estable y articulada con las necesidades de la región. El trabajo de esta orquesta ha ayudado a posicionar a Caldas en el mapa musical colombiano".
Para despedirse, Nelson escogió: la cuarta Sinfonía de Beethoven, y la sexta Sinfonía de Tchaikovsky. "La Patética es una obra en la que prima el sentimiento sobre la técnica y sobre la forma. Es una obra que siempre quise dirigir. Al investigar sobre ella me cautivó aún más, pues es sin duda una despedida triste por algo que se quiere mucho, Tchaikovsky murió a los ocho días de haberla estrenado, y aparte del llanto del movimiento final se denota en ella una aflicción sincera por la vida y es así como me quiero despedir de la orquesta".
Nelson invitó para este concierto a músicos que en el pasado hicieron parte de la orquesta, la mayoría no dudaron en aceptar. La cita es el próximo viernes 23 de noviembre a las 7:00 de la noche en el Teatro Los Fundadores, la entrada al evento será libre.
Se retira Nelson de la Sinfónica, pero seguirá vinculado con Batuta y el Taller de Ópera en Bellas Artes. "Comienza la Sinfónica un nuevo ciclo, y una vez sea profesional deberá apuntarle a metas más altas, pues soñar es algo que no debe detenerse nunca, nuestra orquesta puede ser la mejor de Colombia y ello lo podemos construir. Manizales tiene una vocación indiscutible por convertirse en el ícono de la cultura musical en Colombia".
*Licenciado en Música – Percusionista.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015