Flavio Restrepo Gómez


Ya había escrito, en este periódico hace 4 años, "El Perdonador General de la Nación" sobre Alejandro Ordóñez. Lo hice cuando comenzó ese ejercicio de un hombre, que actuando como la medusa de la mitología, ese personaje del que hablara Sigmund Freud en su artículo: Das Medusenhaupt (‘la cabeza de Medusa’) en el que él, sentó las bases para un cuerpo de críticas sobre el monstruo, comenzó a quemar en la hoguera y someter al látigo a todos los detractores del régimen.
Entonces vi en La Medusa, retratada con detalle la imagen de Ordóñez, el Templario, con un profundo instinto vengativo por un lado, disfrazado de legalidad aparente por supuesto, y con la mano cargada para arrancar lo que a su juicio hacia mal a su peculiar concepto de la moral y las buenas costumbres, esa moral hipócrita que le es tan característica, de cristianos de nombre, que toman venganza, suponiendo tener la autoridad del Dios vengativo en el que creen. Para eso, tiene licencia de Templario, con certificado en ceremonia que lo acredita como miembro de una secta secreta que nació en el siglo 12.
No importa que con esas disimuladas e hipócritas venganzas, acaben de un solo tajo con el que esté a disposición de la hoguera, visión de la oficina ardiente en que trabajan, para en ella, quemar honores y atizar hogueras para reclamar la justicia de los valores que sus convicciones religiosas, ancladas en el paleolítico de la humanidad civilizada.
Viene a mi memoria en el Godofredo Cínico Caspa de Kienyke, cuando refiriéndose a él dijo: "En uno de sus espléndidos raptos de lucidez y de gran vena literario-jurídica dijo este hombre prez de la Iglesia y adalid de la Santa Inquisición: "se está cambiando el Estado Social de Derecho por el Estado Social de los deseos". Frase salida sin duda de un prístino vuelo místico, comparable a las evanescencias fulgurantes de la rapsoda de Dios, nuestra tunjana Sor Josefa del Castillo y Rada, enemiga fundamental de la hedionda Inés de Hinojosa".
Y continuó: "Como en aquellas grandes ocasiones, en aquellas gestas cuando... Alejandro el Grande logró, por ejemplo, crear la figura epónima de la farcpolítica para hacernos ver que así como había parapolítica (invento de la bigornia, de la manguala Polo-liberal), era una necesidad del uribismo equilibrar la balanza. ¿O es qué carajo, no tiene derecho el doctor Ordóñez a perseguir políticamente a los enemigos del uribismo? Si para eso está el poder, para eso lo eligieron democráticamente, para que castigue con su rejo meteórico a todo lo que sea contrario a la fe, el dogma y la cristiana hostia. Bien hace en interpretar la gran doctrina de Uribe, cuando expresa que quien no está con él puede, tiene, o debe ser un terrorista. Tendencia que el doctor Ordóñez interpreta a cabalidad.
"El poder está hecho para joder a los adversarios. ¿Cuál neutralidad? Seamos honestos. El poder es para acabar a los enemigos y para reprimir a los trabajadores para que no se levanten a joder el orden sagrado del universo. Ejercer el poder es declarar libres de culpas a monolitos de la talla moral como Sabas Pretelt, al exsenador Carlos García Orjuela, al exministro Diego Palacios, al exdirector del Das Jorge Noguera, si ese "buen muchacho" ¡y qué! guerrilleros de las columnas, ¡les doy en la jeta maricas! Ejercer el poder es beneficiar a grandes beneficiadores de la gente decente como Andrés Felipe Arias, es destramar el embeleco polista de las chuzadas y declarar inocente a Bernardo Moreno..." (Kienyke)
El Perdonador General de la Nación, como la Medusa, se representa como "el talismán supremo que proporciona la imagen de la castración, esa que le debe ser tan afecta y con la que muy probablemente solucionaría de un solo tajo de Templario los problemas de violadores, cosa que estaría bien, y la de aquellos, que contrariando a su jefe supremo, el expresidente Uribe, no se aguantaron, como supongo lo hicieron él, Tomas y Jerónimo, para darse el gustico, hasta después de que pudieran alejados del poder estar en "zona franca", con el lema de: Unidos para "Salvarte"
Hoy como nunca se hacen ciertas las palabras que escribí: "Dice el diccionario de sinónimos que procurador, en una de sus acepciones, es sinónimo de excusador. De excusador, dice que es quien actúa como vindicador y es vindicativo, y tiene dotes de disimulador. Que el vindicativo es por naturaleza rencoroso, irreconciliable, vengativo, malévolo y sañudo. También que es desleal y es enemigo, de allí que sea sinónimo de infiel, pérfido, traidor y aleve.
El Procurador de la Nación, nos quiere meter el cuento, según el cual, sus convicciones religiosas no tienen ninguna incumbencia en sus determinaciones. No es verdad. No son las preferencias religiosas las que lo hacen sujeto no confiable. Son sus actitudes personales, marcadas por una religiosidad que anticipa represión y retorno a la época de la caverna, a esos oscuros días de la inquisición, con personas o instituciones dedicadas a la supresión de la herejía en el seno de la Iglesia Católica".
Inaceptable que la Corte Suprema de Justicia, sin un procedimiento transparente, cuando Ordóñez les ha nombrado tantos familiares en la Procuraduría, lo haya ternado con tanta anticipación. Indecente, que los de la U, los conservadores y los liberales, lo apoyen sin haber sido elegido. Utópico que ese hombre sin pudor haga lo que le pide Elección Visible: "Ordóñez debería renunciar a ser reelegido".
Siendo así las cosas: ¿quién le va a poner el cascabel al gato? Necesitamos que el presidente Santos como un Perseo, cumpla su misión y con el apoyo del Consejo de Estado, le corte de un tajo la cabeza a la Medusa.
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