Esteban Jaramillo
LA PATRIA | Bogotá

Se acostumbró el Once Caldas a vivir al límite, con una explosiva combinación que va desde la  fervorosa felicidad -cuatro títulos en 10 años- a la posibilidad de su liquidación. Hoy, el blanco, está acorralado. Superado el lío con la DIAN, el problema, ahora, es la subsistencia.
Cuando el Club fue transferido se hablaba de un proyecto viable y duradero, con la perspectiva de la salvación, como prioridad inmediata, y la reconstrucción como complemento vital. Para la empresa compradora la realidad era el negocio, pero calculó mal el alcance de la crisis. Para el pueblo caldense era el salvavidas milagroso, cuando la muerte financiera era inminente.
Con el paso de los meses, la situación sigue en entredicho. El equipo en la cancha no funciona, va a los tumbos, un día sí un día no, el público se aleja del estadio y la finanzas aprietan. Son semanas de apremio y de dudas con voces inconformes que se agitan.
El Once Caldas, siempre se dijo, es la pasión de nuestro pueblo. De un pueblo que no puede ver con apatía, sin sentimiento puro, estas semanas azarosas que trascurren. Se requieren líderes con influencias y soluciones, periodistas con sensatez crítica, con juicios razonados, que antepongan el clamor del aficionado por encima de sus broncas. ¿Se habrán preguntado, estos mismos, lo que sería la ciudad sin fútbol?
Se puede criticar sin insulto, se puede elogiar sin lambonería, pero, ante todo, la verdad sin manipulaciones. Clave esto a la hora de analizar la cruda realidad actual. El Once es de los caldenses y somos nosotros los encargados de evitar su desaparición. Debemos aceptar sin recelos la ayuda que llega de afuera y fortalecerla a través de nuestras instituciones, con el apoyo del hincha, presionando eso sí, la construcción de un equipo con alegría, con ambiciones, que dé una fiesta en el estadio y no lo convierta en un centro de torturas.
P.D.: permítanme afirmar que no he recomendado ni lo haré, un entrenador para el Once Caldas. No es mi función. De hacerlo, perdería independencia crítica. Lo anterior no me exime de hacer comentarios sobre conveniencias o inconveniencias, de algunos candidatos.