Mario César Otálvaro
LA PATRIA | Bogotá

Alarmante momento para el Once Caldas, sin mayores síntomas de mejoría, y con la inminente sombra del descenso porque el año entrante perderá los puntos de 2011, que fue bastante bueno bajo la orientación de Juan Carlos Osorio.
En esa temporada fueron 65 unidades, 36 del primer campeonato cuando terminó primero, quedándose en octavos luego de ese penalti fallado por Henríquez ante Millos, y 29 del segundo cuando rozó la estrella, y solo la torpeza de Pompilio le impidió sumar la quinta.
Por reglamentación de Dimayor, la tabla del descenso se establece a través de los últimos seis torneos cortos, contabilizando únicamente los puntos que se logran tras el todos contra todos, es decir en 18 jornadas sin incluir los cuadrangulares.
O sea que para finales de 2014 se cuenta a partir de 2012, el peor año del Once Caldas porque entre Páez y Cruz, 2 que se creyeron técnicos, hicieron apenas 14 puntos, y con Ángel Hoyos fueron 19, para un total de 33, que da un rendimiento global del 30%.
Y a esa mala campaña se añaden los 32 del Sachi Escobar correspondientes al torneo que finalizó hace 20 días, más los que haga este semestre, y los dos del año entrante, lo que indica que hay que levantar notablemente el producido para evitar dolores de cabeza.
Hasta la fecha de este fin de semana, el Once Caldas estaba cuarto de atrás hacia adelante con 61 puntos por encima del Patriotas que llegó a 60, Cúcuta 59, y Quindío 54, en un lote en el que también están comprometidos Huila, Envigado y Petrolera.
Esto demuestra el deterioro que ha venido sufriendo la institución, que no es culpa de la empresa que la compró, pero ellos tampoco pueden hacer oídos sordos, y tendrán que recomponer, y ojala temprano porque esas largas empeoran al enfermo.
Esas manifestaciones alegres de que ‘confío plenamente en el Sachi’, como señaló el mayor accionista, son desalentadoras frente a la realidad de los hechos, pues venden la sensación de que faltan análisis y evaluación de cifras, y sobran capricho y sentimiento.
Que lo crea es válido frente al buen ser humano que es el entrenador, pero que lo haga público es antipopular, y podría volverse en su contra si los plazos se vencen y el timonazo se tiene que dar, ya que esta es una actividad atípica, diferente y pasional.
Y es que la perspectiva preocupa porque la mala racha sigue, el cuerpo del equipo es débil, el esquema no se nota, las respuestas individuales son pobres, y el tiempo pasa demasiado rápido, lo que afecta igualmente la estructura financiera que ciertamente es complicada.
A los dueños hay que recordarles que los resultados económicos dependen absolutamente de los deportivos, y que no es lo mismo yendo camino a la B, que firmes en la A, y que si bien los asuntos de plata son fundamentales, el tema competencia tampoco da licencia.
Muchos absurdos se han dado en el Once Caldas, desde la salida de 14 jugadores bajo el pretexto del costo, algunos de ellos desvalorizados por la pésima utilización que tuvieron, creyendo que por arte de magia con menos se iba a realizar algo superior.
El último lugar en la tabla lo indica todo, siendo predecible por la nómina y el mando actuales, con un técnico que pelea con los grandes, que intenta ahora un proceso que jamás ha hecho, sobreprotegido por sus patrones, y que lleva al club a una peligrosa catástrofe.
La práctico hubiese sido cambiar al entrenador sin desmantelar la plantilla, con una reducción razonable sobre un determinado presupuesto, y aquí se planteó lo contrario con consecuencias funestas que no se han hecho esperar.
P.D.: Deseando suerte para Pérez y Minadevino, aunque los antecedentes con los foráneos no dan mucho margen, que alguien explique por qué volantes como Cabrera, González, Rodríguez o Núñez no sirven, para traer 2 nuevos que son un tiro al aire. Alcahuetería con el Sachi, y terquedad directiva.
Hasta la próxima…
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