Alvaro Segura


Qué bonita es esta época, preludio de la navidad, pues se despiertan el sentimiento y la alegría en la gran mayoría de familias y personas creyentes católicas que se preparan con ansiedad para la celebración del nacimiento del niño Jesús o niño Dios, símbolo de esperanza, de amor, de ternura, de fe y de bondad, virtudes que lastimosamente se han ido perdiendo con el pasar de los años, mientras crece el marcado interés por lo económico y lo material, y hay desenfreno colectivo por la parranda, el consumo de licor y la comida.
No sé si esto se dé por cuenta de la llegada del fin de año que significa para muchos el cierre de un capítulo de dura lucha y trabajo y el comienzo de una nueva etapa de esfuerzo y sacrificio, a veces con recursos y medios disponibles, o también sin mayor disponibilidad de dinero, lo que representa preocupación y falta de ánimo para encarar los múltiples desafíos que impone la vida.
Para cuántos la navidad es ese gran momento de encuentro, de compartir, de reflexión, de dar, de hacer el bien, pero también a cuántos se les olvidan las acciones de bondad, de caridad y de entrega, por lo que se dedican al derroche, al abuso, al exceso sin fijarse en las múltiples necesidades de vida de tantas personas y familias de escasos recursos que nada tienen y que pasan sufrimientos y penas.
Un factor que llama profundamente la atención es cómo las personas de menos recursos son las más entusiastas y emotivas en esta época, lo que queda demostrado con los alumbrados y adornos que les ponen a sus viviendas, donde muy pocas se quedan sin luces, contrario a lo que pasa a lo largo de las principales avenidas de la ciudad como la Santander, la Paralela o la Kevin Ángel, en las que grandes edificios y amplias casas de familias pudientes no exhiben siquiera una pequeña luz que haga homenaje a la navidad.
Hay que reconocer el esfuerzo de la Chec principalmente y de la administración municipal por instalar unos hermosos motivos que encantan y deleitan a grandes y chicos y que están instalados en distintos lugares de la ciudad. No obstante en el mismo centro y en la Plaza de Bolívar hay múltiples sedes de dependencias públicas y de organismos privados que ni un bombillo instalaron, dejando la sensación de frialdad y de falta de interés por hacer ver mejor iluminada a Manizales.
No es tarde para que los que puedan y quieran corrijan y hagan su aporte navideño grande o sencillo, pero significativo, demostrando que hay unidad, integración y sentido por la navidad. La verdad es que falta conciencia y motivación para que más gente se sume y engalane esta capital en esta época. Quizás le falte a la administración municipal enfocar una campaña en ese sentido para que nadie se quede sin instalar sus adornos y luces, y que lo propio hagan otros gremios.
Incluso para los próximos años se podría crear una comité promotor y organizador del alumbrado que promueva esta actividad en toda la ciudad y que permita además concretar zonas especiales de mayor atracción, caso Chipre, El Cable, la Avenida Centenario, Milán y las partes más altas y vistosas con el fin de iluminarlas mejor, lo que ayudaría a mejorar el turismo que se extiende hasta la Feria cuando vienen miles y miles de turistas que siempre están dispuestos a disfrutar de espectáculos de este tipo.
Y ojo, esto mismo, aunque guardadas las proporciones, se puede hacer en los demás municipios de Caldas, donde sabemos hay muy bonitos alumbrados, pero con baches, pues algunos no iluminan.
Hago eco de una iniciativa planteada este viernes por el Gobernador de Caldas, Julián Gutiérrez, quien sin dialogar aún con el alcalde Jorge Eduardo Rojas, pide pintar la ciudad que está rayada en paredes, fachadas y muros de todo tipo para hacerla más presentable a los turistas y visitantes. Dice el mandatario departamental que hay que convocar a los barristas de Holocausto Norte para que se concienticen y dejen de rayar con mensajes y escudos sin sentido puntos visibles clave de esta capital.
Además de unirme a este clamor, también planteo que a los túneles y barandas públicas se les haga limpieza, mientras se debe trabajar intensamente para recuperar los parques infantiles acabados en gran parte de su infraestructura metálica y en sus zonas verdes. Es que hay tanto por hacer por la ciudad.
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