Luis F. Gómez


El proyecto de ley que buscaba endurecer fuertemente las sanciones a los conductores borrachos terminó hundiéndose en la Cámara de Representantes. Pero la realidad fue que desde hace mucho tiempo se veía venir esta decisión por parte de los congresistas. Primero, utilizaron el viejo recurso de dejarlo dormir en el orden del día que nunca se llegaba a tocar y ahora, en votación quedó enterrado. Y con ello, la esperanza de reducir sustancialmente los accidentes causados por "tomados" que agarran el volante de forma irresponsable.
Colombia seguirá presenciando muda la muerte de muchas personas y las heridas de otras tantas por los borrachos al volante. Pero seguramente los honorables parlamentarios prefieren ser solidarios con personas que arroyan peatones, que estrellan otros vehículos, que se pasan los semáforos en rojo y que exceden peligrosamente los límites de velocidad.
El proyecto de ley pretendía erradicar la casa por cárcel para los conductores con niveles de alcohol en la sangre cuando cometieran otros delitos, como el de lesiones personales u homicidios. Ello, seguramente, tenía como objeto disuadir para no tomar las llaves habiendo tomado licor. Pero no, a los congresistas les pareció que se podían rellenar unas cárceles ya sobrepobladas. Pero no pensaron en que podían evitarse muchas muertes.
En otros países han ido adoptando la regla de la tolerancia cero y les ha dado muy buenos resultados. No permiten ni una gota de alcohol en la sangre de los conductores. Y ello ha implicado la defensa de la vida. Han demostrado que la accidentalidad se reduce, que el número de personas muertas en accidentes cae maravillosamente. Pero los congresistas prefieren seguir haciendo el oso como el senador que no se dejó hacer el examen de alcoholemia.
Obviamente que hay un gremio que estaría muy triste ante la adopción de esta política de cero tolerancia, los distribuidores de licores, los importadores de licores, los vendedores de cerveza… en fin, todos los que viven de la venta del licor. ¿Será que el lobby de este gremio y la irresponsabilidad de los congresistas fiesteros nos mantendrá subidos en una política permisiva, laxa y débil? Qué pesar que no podamos cambiar este curso de la historia. Esperamos que haya una nueva oportunidad para volver a presentar el proyecto de nuevo. Por ahora, el Congreso seguirá manchándose de sangre con este tipo de decisiones.
Por ello, he titulado esta nota como lo hice. Espero que algún día en Colombia podamos decir que no toleramos los borrachos o los conductores bajo el influjo del alcohol, porque defendemos la vida.
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