Las últimas encuestas reveladas por diferentes medios de comunicación muestran que el exministro caldense Óscar Iván Zuluaga, candidato presidencial del Centro Democrático, no repunta en la intención de voto de los colombianos. Este hecho motiva algunas reflexiones de carácter político. ¿Por qué un hombre con los pergaminos para ejercer el cargo de Presidente de la República no logra posicionarse en las encuestas? ¿Por qué razón un economista que fue calificado como el mejor Ministro de Hacienda de América Latina no se posiciona como una alternativa para darle una nueva proyección a Colombia? ¿Por qué un hombre salido de la provincia no convence con su discurso a los electores?

Los anteriores son interrogantes que uno se hace para tratar de entender por qué Óscar Iván Zuluaga, un hombre con la preparación académica para regir los destinos de Colombia, no alcanza todavía un mejor posicionamiento en las encuestas. Y la respuesta que encuentra a estas preguntas son simples. Por un lado, la campaña presidencial no ha despegado en forma. Por el otro, el exalcalde de Pensilvania no ha encontrado todavía escenarios donde pueda demostrar su conocimiento del país. Cuando la campaña arranque, seguramente la exhibición de este caldense será mayor en los medios. Encontrará entonces auditorios que sabrán valorar sus posiciones sobre la realidad colombiana.

Óscar Iván Zuluaga no ha podido exponer con claridad su pensamiento sobre los problemas de Colombia. Durante estos meses, la dirigencia política ha estado comprometida en asegurar su llegada al Congreso y, por lo tanto, no ha tenido tiempo para hacerles campaña a los aspirantes a la presidencia. Es decir, la publicidad ha sido acaparada por quienes quieren llegar al hemiciclo de la democracia. Así las cosas, los candidatos presidenciales están relegados a un segundo plano. El interés de la clase política está centrado en asegurar una curul. Y a ese propósito están dirigiendo todas sus energías. Les preocupa más su propia supervivencia política que el tema de las candidaturas.

Después del 9 de marzo arrancará en firme la contienda por la Presidencia de la República. Entonces sí, los líderes políticos emprenderán la campaña para llevar a su candidato al Solio de Bolívar. Es ahí cuando los aspirantes al primer cargo de la nación empezarán a exponer sus ideas. Sobre todo porque tendrán mayor exposición ante los medios. Los colombianos podrán entonces valorar las propuestas de cada candidato y, en consecuencia, tomar partido por algún nombre. En ese momento, Óscar Iván Zuluaga empezará a repuntar en la intención de voto. Porque se podrá conocer su formación académica y sus propuestas para construir una Colombia incluyente.

Caldas tiene opción de tener un hijo como Presidente de la República. Solo se necesita que los caldenses veamos la aspiración de Óscar Iván Zuluaga como propia para que despegue en la carrera por la presidencia. Aquí debemos mostrar nuestro sentido de pertenencia. Apoyar en su aspiración a un hijo de nuestra tierra es abrirle al departamento nuevos horizontes. No olvidemos que las grandes obras que se han ejecutado en algunos departamentos se hicieron porque en la presidencia estaba un hijo de esa región. Pereira no habría tenido viaducto si César Gaviria no hubiera llegado a la presidencia. Medellín no habría tenido metro si Belisario Betancur no hubiera sido Primer Mandatario.

Sí, Caldas tiene opción de llevar a uno de sus hijos a la presidencia. Ese sueño tenemos que hacerlo realidad. La oportunidad es única. En 1960 estuvimos ad portas de lograrlo. Pero la muerte nos arrebató a Gilberto Alzate Avendaño cuando todo aseguraba que iba a ser elegido presidente. En los años ochenta ese sueño se nos esfumó. Otto Morales Benítez, que pudo haber sido el candidato oficial del liberalismo, dijo que había condiciones inaceptables para ser candidato. En cambio, Óscar Iván Zuluaga llegó a la candidatura con opciones de triunfo. Si pasa a la segunda vuelta, los debates en televisión serán definitivos para repuntar. Ahí Colombia podrá conocer su dimensión como estadista.