Jorge Enrique Pava


Se trataron de levantar los taxistas de Manizales pidiendo, entre otras cosas, que se volviera a instaurar el pico y placa en la ciudad. Aducen que su situación económica es muy difícil y que por las calles transitan demasiados vehículos particulares. ¡Qué tal! Si algo es evidente es que la ciudad está inundada, pero de taxis. No de otra manera se entiende que se hayan apoderado de calles enteras donde permanecen estorbando el tránsito a la espera de una llamada para prestar un servicio. O que ocupen varios carriles de vías neurálgicas de la ciudad, en eternas "visitas" y no se les pueda siquiera insinuar que despejen las calles, porque se arman peligrosas gavillas con actitudes agresivas e insultantes.
Aquí lo que falta es autoridad. Las congestiones que se arman en determinadas horas están detectadas desde hace rato, pero prima la indolencia y la permisividad ante el caos evidente. El transporte público se apoderó de las carreras 18, 19 y 20 en el sector del centro, y los agentes de tránsito pasan por allí sorteando las dificultades, pero sin atreverse a imponer el orden o a proceder con actitudes sancionatorias. Lo mismo pasa en las avenidas de la ciudad, que se han convertido en extensos paraderos de buses y en los semáforos, que más parecen terminales de transporte donde se posan intocables los vehículos a la espera de pasajeros.
Y a todo esto hay que agregarle la incultura y el desapego de los particulares que se parquean sobre las avenidas impidiendo el tránsito libre de los demás vehículos, y las motos que zigzaguean sobre andenes y calzadas poniendo en peligro la vida de los ciudadanos.
Repito: falta autoridad. Pero además, civismo. No se entiende por qué se encuentra uno en la vía a cientos de conductores violando las normas de tránsito sin que se les controle o sancione, cuando podríamos hacer de esta una ciudad más amable y ordenada, con el cumplimiento mínimo de las normas básicas que regulan la convivencia ciudadana. (Aterra además, ver que esos mismos ciudadanos que violan las normas constantemente, son conductores ejemplares cuando lo hacen en otro país, donde saben de antemano que están vigilados y que cualquier infracción les traerá consecuencias funestas. Demuestran que sí se puede, pero que no les importa cuando se trata de su tierra).
Pasando a otro tema, es impactante negativamente transitar por la carrera 23 de Manizales. El otrora ícono de la ciudad, se ha convertido en un muladar donde campean libremente vendedores ambulantes, mendigos, puestos de fritanga, prostitutas y oportunistas, ante la mirada impávida e inoperante de las autoridades. No es justo, primero, con el comercio organizado que tiene que enfrentar como competencia a cientos de vendedores que no pagan impuestos, ni generan empleo, ni asumen las cargas propias de la formalidad y, por el contrario, bloquean el ingreso a sus locales comerciales. Y, segundo, con la ciudad que muestra en su sala de recibo un aspecto de inmundicia e incultura que desdibuja la calidad de vida de los manizaleños.
Tenemos que hacer algo, ¡y ya! Necesitamos que se lidere una campaña cívica para recuperar los valores que tenemos dormidos los ciudadanos y que nos está generando tantas dificultades. Incentivar, por ejemplo, a los propietarios de viviendas para que pinten sus fachadas y arreglen el aspecto externo de casas y edificios, y mostrar así una Manizales más amable y ordenada. Disponer del personal permanente en sectores neurálgicos de la ciudad para controlar y sancionar a los infractores de tránsito y hacer presencia permanente de policía en sitios que van quedando vedados para los ciudadanos de bien. Necesitamos, en últimas, autoridad. Y de un líder que logre cautivar las voluntades de los manizaleños para empezar a generar la cultura del orden y de la adecuada convivencia. Y si lo emprendemos de una vez, podríamos tener una ciudad mucho más amable para mostrar en la próxima Feria de Manizales y arraigar nuevamente el civismo que nos caracterizó durante décadas.
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En buena hora el gobernador de Caldas, Guido Echeverri, condecoró a don Eduardo Arango Restrepo con la Orden "Alejandro Gutiérrez", máximo galardón que otorga el mandatario departamental. Reciba, don Eduardo, un saludo de complacencia y solidaridad con el gesto del Gobernador, pues pocas personas cuentan con tanto merecimiento para ser exaltado y reconocido. Los aportes invaluables que le ha hecho usted a Manizales y Caldas, sumados a la jovialidad, buen humor y bonhomía son motivos suficientes para tenerlo como un ejemplo ante Colombia y el mundo. Este es otro más de los grandes merecimientos del "azuceno" insigne que ha demostrado un amor infinito por su tierra, y que debería ser emulado por todos los ciudadanos. Felicitaciones al empresario, al industrial, al comerciante, al cívico don Eduardo. Y al ser humano que ha hecho silenciosos sacrificios para que nuestra ciudad y departamento se desarrollen con solvencia en el entorno internacional, muchas gracias. ¡Salud!
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Lo que me temía: la CCC guarda un silencio cómplice ante las denuncias hechas el viernes pasado con la oscura licitación para la distribución de los licores de la ILC en Antioquia. ¡Ay, que el autor hubiera sido una persona no afecta de los gustos de nuestra clase dirigente y gremial! Ya estaría en el cadalso. ¿Se habrán contagiado también la Fiscalía, la Procuraduría y la Contraloría, que no acogen esas denuncias para iniciar las investigaciones pertinentes? ¡Sería una lástima! Y a propósito: ¿cuál será la opinión del Gobernador?
Comentarios e insultos vía twitter: @titepava
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