Mario César Otálvaro
LA PATRIA | Popayán

Lo primero que debe considerarse para determinar la permanencia del técnico Ángel Guillermo Hoyos es su relación con el señor Ernesto Roa, porque los indicios apuntan a que puede ir un poco más allá de la amistad.
El dirigente en mención, señalado en Cali como empresario de jugadores, se tomó hace poco atribuciones que no le correspondían fungiendo como integrante del Once Caldas,
protagonizando inclusive un bochornoso incidente de vestuario en el partido con Envigado.
Luego se radicó durante algunos días en la ciudad a cuenta de la institución, y era común verlo en las prácticas, muy cerca del club, dicen que autorizado por uno de los exdirigentes, y siempre con el aval del entrenador argentino.
Vale recordar que el señor Roa fue quien recomendó a Hoyos, luego de que fracasara la gestión por Darío Franco de Instituto de Córdoba, y ante el afán de buscar un orientador de la escuela Bielsa, posición que al final tumbó a Arturo Boyacá, el candidato inicial.
El diario El País de Cali en su edición del 21 de septiembre de 2010 en un artículo titulado ‘Más señalamientos al dirigente Roa’ señala: ‘la polémica por la supuesta labor que ejerce sobre jóvenes con virtudes técnicas sobrevino luego de conocerse que está influenciando en el lateral Hárold Gómez para que le ceda su representación’.
Gómez actualmente es jugador del Once Caldas con buen rendimiento, lo mismo que Cabrera, a quien igualmente referencian en la nota: ¿Usted ha presionado a los técnicos para que pongan jugadores de sus simpatías? Roa responde: ‘He hecho fuerza para que lleguen algunos con condiciones como Meneses, Gonzalito Cabrera y Nayar…’
Quizá no sea grave, pero si hay algo molesto en el fútbol de hoy son los técnicos empresarios, aquellos que ponen los jugadores por un beneficio personal, dualidad nada conveniente, y de lo que siempre se acusó a Eduardo Lara en la selección Colombia.
Ahora, en la valoración deportiva también se raja al señor Hoyos, las cifras son tan malas como la ubicación en la tabla, y esos parámetros deberían marcar su salida. El atenuante está en su nómina discreta, de las más que ha tenido el equipo en su historia reciente.
Y en eso le cabe responsabilidad, porque sin conocer el mercado calificó de suficiente el plantel sin forzar la contratación de refuerzos. Y lo peor, que ya avanzado el campeonato y en la cola de la tabla, osó señalarla como una de las mejores del medio. ¿Desinformado, mamador de gallo, o manera despectiva de mirar el fútbol colombiano?.
Complejo el tema de la continuidad porque no hay un concepto claro sobre su labor. En lo personal me gustó el estilo de juego, que falló ante tantas limitaciones no corregidas como el regreso a posiciones defensivas, y su ineficacia goleadora con delanteros imberbes.
También cabría preguntarle si el proyecto con jóvenes que era su premisa valió la pena, porque fue un fracaso al tenor de que muy pocos pintan como realidad, exigiendo casi un revolcón total para la próxima temporada.
Comparto la idea de quienes aseguran que el Once Caldas necesita un asesor deportivo, y ojala los nuevos dueños sepan escoger, y no creo que sea Mauricio ‘Chicho’ Serna, quien tiene demasiados intereses particulares.
Un arquero, un central de categoría, dos volantes, y un nuevo tendido ofensivo –porque ninguno se salva- requiere el Once Caldas, que contratándolos darían una opción para determinar la capacidad de Hoyos, quien de todas formas seguiría siendo un albur.
P.D. Tres días antes se llevaron al Once Caldas para Barranquilla. Ni que fuera a disputar la final, o sería que ya empezaron a tomar las vacaciones adelantadas que ellos mismos por sus deficiencias provocaron, y de las que algunos ni siquiera deberían volver.
Hasta la próxima…
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