Mario Cesar Otálvaro
LA PATRIA | Bogotá

Aunque ya se sabe el resultado del partido contra Chicó, jugado después de elaborado este escrito, vale la pena destacar lo hecho por el Once Caldas a mitad de semana, con una actuación llena de contenido y de fondo, que levantó elogios de la prensa nacional.
Pocas veces un choque sin goles es atractivo, y frente a La Equidad se dio la excepción, pues sin su principal estrella, el argentino Patricio Pérez, el equipo manizaleño brilló así el marcador no haya reflejado la realidad de lo sucedido.
Solo la mala fortuna, la nula efectividad, y la ausencia de un buen definidor privaron al Once Caldas de una victoria que le hubiese permitido recortar distancia frente al líder para hacer más emotivo el próximo duelo con Nacional.
Sin embargo, y a pesar de la pérdida de dos puntos en casa, el grupo luchó con ardentía, se plantó con temperamento y ganas, aplicación táctica, compromiso, y lo más importante, bajo un patrón definido, lo que da a entender identidad de juego.
El Once Caldas actual sabe presionar, recuperar la pelota en cualquier zona del campo, hace apertura de cancha, tiene juego interior y jugadores que crecen de la mano del técnico, con una fisonomía de cuerpo que sobresale ante sus debilidades.
Sensaciones tan distintas a las que despertaba este mismo colectivo en temporadas anteriores cuando las cifras fueron bastante generosas frente a las débiles propuestas desde el banco, y las flojas y escasas sesiones de trabajo.
Por fortuna Flabio Torres, ratificando que se hizo una excelente elección cuando se le encargó la dirección técnica, ha encarrilado al Once Caldas dentro de un esquema de repeticiones que se destaca y que da frutos, extrayendo lo mejor de sus dirigidos.
Atrás se ganó en seguridad, y la prueba está en los pocos goles recibidos, más allá de los ajustes que se requieren en el fútbol aéreo, desnudados en un par de remates luego de centros de costado con los que el poco ambicioso Equidad alcanzó a meter algo de miedo. 
En la zona de volantes es notable la recuperación de Carlos Giraldo y Hárrison Henao, en especial el primero que ha ganado en dinámica y en marca, luciendo con autoridad la franja de capitán, con tarea pendiente en la entrega.
Pero no hay duda que del medio hacia arriba hay una variada carta de gambetas y pases cortos con los nóveles Izquierdo, Hernández, y Arias –y eso que faltaba el ‘pato’- que generan llegadas y remates, frustrados entre otras por la enorme noche del arquero Novoa.
Quien no colmó la expectativa fue Culma, remplazado por Palomeque, otro que cada día confirma porque fue desechado por Osorio de la ostentosa nómina del Nacional, pues se le ve limitado, torpe, poco explosivo, y para colmo, dilapidó la opción más clara. 
Lo lamento porque pensé que iba a ser uno de los grandes refuerzos por lo que se le vio con Alianza Petrolera, con unas características muy parecidas a las de Pablo Armero, particularmente en la velocidad de salida y el control de balón.
Con el retorno de Pérez, y nuevas oportunidades para Jiménez, habrá que intentar mejoras en la última jugada, pues presencia ofensiva se tiene, con el convencimiento de que Pérez-Hernández-Izquierdo deben jugar juntos porque son los desequilibrantes.
El punto harto es tener que soportar la maldición de la Equidad, equipo al que en 7 años solo se le ganó la primera vez, que sustrajo del Palogrande el título del Copa Colombia en alguna ocasión, y que es una verdadera piedra en el zapato que  no se logra desprender.
P.D. La renovación del contrato de Izquierdo, y la adquisición de sus derechos deportivos, demuestran que la directiva del Once Caldas está en la jugada, como lo ha hecho con los exitosos planes de mercadeo. Ojalá el hábil atacante mantenga los pies sobre la tierra.
Hasta la próxima…

macotal@yahoo.com

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Pocas veces un choque sin goles es atractivo, y frente a La Equidad se dio la excepción, pues sin su principal estrella, el argentino Patricio Pérez, el equipo manizaleño brilló así el marcador no haya reflejado la realidad de lo sucedido.