Mario César Otálvaro


Mario Cesar Otálvaro
LA PATRIA | Manizales
Cuando lean estas líneas ya irán cuatro fechas para el Once Caldas del torneo más corto que se recuerde en la historia reciente, y que muy temprano empezó a mostrar tendencias, una de ellas la supremacía de los que están bien armados.
Nacional y Santa fe, comprometidos en Copa, tienen suficiente plantel para pelear en ambos frentes, con Junior mirando de reojo, y un lote grande que dependerá más del trabajo que de sus individualidades para terciar en la lucha por la estrella.
De ese grupo hacen parte históricos como Cali, Millonarios, Medellín, Tolima y Once Caldas, sin que falten los acostumbrados "colados" como Equidad, Chicó, Pasto o Itagüí, que en nómina están muy por debajo presupuestal y numéricamente.
Los nuevos no dan pie con bola, los recién ascendidos solo piensan en salvar la categoría, y la verdad es que estamos en un campeonato que podría marcar las notables diferencias que se han venido estableciendo en la liga colombiana.
La presencia de Fortaleza, Patriotas, Alianza y Uniautónoma, coleros en el descenso, no hace más que ratificar la ‘peruanización’ de nuestra liga -como la califica un destacado comentarista nacional- por sus clubes de papel, sin hinchadas, y poco atractiva.
El Once Caldas que acudió a la fórmula práctica de apostarle a la labor de un técnico confiable por sus llamativas cifras con el Pasto, está en construcción como es apenas natural, en un período no apto precisamente para ese tipo de propuestas.
Lo tuvo que hacer ante el urgente y obligado cambio de entrenador, porque no había un sustento táctico del cual pegarse, y por su estado económico actual, en fase de transición mientras se solucionan los altos pasivos.
Sin saber el marcador de ayer en Cali, y con base en las tres primeras salidas, en las que no se perdió aunque solo se ganó una vez, es evidente que hay asuntos por corregir, otros por mejorar, incluida la misma definición de los titulares,Y que no se hable de rotaciones, ahora tan de moda por Juan Carlos Osorio, porque algo va de un grupo con 30 de jugadores de primer nivel todos, bien explotados por su orientador, a otra con la que escasamente se llena la planilla.
De todas formas hay jugadores para sacarle provecho, y no hay duda de que se puede competir con principios tácticos, orden, equilibrio en el mediocampo y seguridad atrás, con un tris de paciencia y entendiendo los altibajos.
Grata sorpresa José Heriberto Izquierdo por la apertura de cancha y sus remates a puerta, así como flojo en el arranque lo de Arias, Jiménez, y Arrechea en su estreno, lo que demuestra que hay ciertas falencias arriba nada fáciles de cubrir.
Como en el quite en la primera zona de volantes, siendo débil en contención, lo que se ha vuelto un problema endémico para el Once Caldas porque la temporada pasada sucedió igual, y sin recuperación en el medio toca resistir en defensa. Y allí Camilo Pérez se nota lento, Hanyer es el mejor, Lopera pide más oportunidades porque también se debe pensar en el futuro, así como Daniel Hernández debe estar al lado de Patricio Pérez para hacer fuerte la creación.
Son cosas que se van decantando con los partidos, pero que no dan tiempo, y en las que Flabio Torres, quien tiene margen de error mínimo por la premura del torneo, debe enfatizar para que ese capital de credibilidad que tiene se fortalezca.
Y ojala lo logre, y sean más los equipos que se pongan en ese plan, para que el poderío de Nacional, lo ampuloso de su plantilla, y las virtudes de Osorio, no revivan la hegemonía que en los ochentas montó el América con su emporio económico.
Hasta la próxima…
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