Cristóbal Trujillo Ramírez


Se acaban de publicar los resultados del desempeño de los estudiantes de grado undécimo en las pruebas de Estado Saber 11; ya hemos manifestado nuestras diferencias con relación a que éste sea el único indicador de la calidad de educación en Colombia, consideramos que hay otras dimensiones que cualifican la educación y no se miden en ese examen; pero, eso no quiere decir que no lo reconozcamos como un indicador de la condición cognoscitiva de los estudiantes que lo presentan. Ahora bien: ¿Qué nos han dejado los resultados de este desempeño? veamos algunas cifras:
1. En Colombia, se presentaron a esta prueba un total de 550.805 bachilleres, en el departamento de Caldas 11.968 y en Manizales 4.996.
2. Los desempeños de los estudiantes del departamento registraron promedios por debajo de la media nacional en todas las áreas; en el año 2011 los promedios departamentales arrojaron promedios superiores a la media nacional en áreas como lenguaje, ciencias sociales, filosofía, biología y química y, por debajo del promedio nacional en matemáticas, física e inglés.
3. En todas las áreas los promedios nacionales están por debajo de 45 puntos, excepto lenguaje, alrededor de 48 puntos; tenemos entonces, promedios sensiblemente bajos.
4. Las cifras para Manizales dan resultados en la media nacional en áreas como lenguaje, filosofía, física e inglés; y por encima de la media nacional en matemáticas, ciencias sociales, biología y química; los desempeños académicos del año 2011 registraron promedios superiores a la media nacional, en todas las áreas.
5. En inglés, los bachilleres del país en un 86% se ubicaron entre el nivel inferior A- y el A1. En estos mismos niveles, Caldas se ubicó el 88%, mientras en Manizales el 82%; esto equivale a decir que sOlo un 14%, en Colombia, un 12% en Caldas y un 18% en Manizales, mostraron competencias en niveles A2, B1 o B+.
(Cifras tomadas de la página oficial del ICFES www.icfes.gov.co ).
Las anteriores cifras convocan a la reflexión, ya que por sí solas son preocupantes, máxime si tenemos en cuenta que estos resultados son promedio, es decir allí están consolidados los resultados de la educación oficial y la privada, que aunque no tengamos cifras definitivas para el análisis objetivo, ya el paneo en la ciudad nos refleja unas diferencias amplísimas. Quiero referirme al drama que viven hoy, día, muchos jóvenes en Colombia y sus familias, quienes luego de cursar 12, 13, 14 años de estudio, quedan a merced de la incertidumbre de los resultados de un examen, que a juzgar por las cifras anteriormente reveladas, no les ofrece mayores oportunidades.
Además, porque la competencia por los cupos de las universidades públicas es enorme, los estudiantes de los colegios privados, ya no solo desean acceder a estos cupos, sino que buscan ser becados y adicionalmente tener diferentes opciones para seleccionar, es decir, se proyectan para dos, tres y hasta cuatro universidades públicas del país, (con todo derecho porque son tan colombianos como los que estudian en los colegios oficiales); recordemos que estos estudiantes llevan tres y cuatro años desarrollando programas de preicfes, preuniversitarios, repasos y simulacros, lo que quiere decir que además de las fortalezas organizativas, académicas, curriculares y presupuestales, existe una apuesta, intencionalmente fuerte, en el campo del entrenamiento.
En las anteriores circunstancias es fácil deducir que la posibilidad de ingreso a la universidad pública, para los bachilleres de los colegios oficiales es cada día más complicada y, con resultados como los que acabamos de analizar, se amplía la brecha entre éstos y los que egresan de las instituciones privadas.
Llamo, entonces, la atención de quienes creemos en la educación como un factor de desarrollo y de equidad:
1. A la dirigencia política, para que llevemos este debate a las corporaciones legislativas, senado, asamblea y concejo y, lo analicemos con sensibilidad de patria.
2. A las autoridades del gobierno, especialmente en Caldas, para que en un acto de responsabilidad política, adelantemos en el sector educativo, estrategias que nos permitan recuperar las sendas del otrora departamento modelo de Colombia.
3. Convoco, también, a directivos y docentes, para que en cada una de las instituciones educativas diseñemos estrategias de acompañamiento e intervención tendientes a posibilitar, académica y financieramente, la continuidad de los estudios superiores en carreras técnicas, tecnológicas y profesionales de quienes egresan como bachilleres.
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