Elizabeth Ortiz Palacio


Estudios nacionales e internacionales demuestran la relación entre saber cocinar y cuidar nuestra salud, por lo tanto hay que recuperar o instaurar habilidades para ser capaz de cocinar propiciando comer mejor, lo que impacta de manera positiva en la elección de los alimentos y en la ingesta apropiada a nuestras necesidades.
El ser humano necesita más de 40 nutrientes distintos para mantener un buen estado de salud y ningún alimento ni producto alimentario es capaz de suministrarlos todos por si solo.
La combinación y la variedad en el momento de comer es fundamental, desde elegir asertivamente cuando hace las compras y saber utilizar de manera adecuada lo adquirido para comer sano. El problema, es que en ocasiones no ocurre así. Aunque haya una gran diversidad de alimentos y productos disponibles en el mercado no siempre se aprovechan al máximo, entre otras razones porque se desconoce cómo hacerlo.
Los cambios demográficos hacia sociedades multiculturales con nuevos alimentos, el aumento de hogares unipersonales, el hecho de que menos familias coman juntas, aún en la misma casa, ha aumentado la demanda de alimentos de fácil preparación como las precocidos y alimentos de preparación sencilla; de ahí que la cocina tradicional se reserva para el fin de semana o para festividades que dan tiempo de realizarlas.
La mayoría de las personas han aprendido a cocinar con las madres; no obstante, con el paso del tiempo la tarea de cocinar se ha ido compartiendo en una familia delegándola en otras personas (padre, hermano mayor, amigos, cuidador, compañeros de vivienda, adulto mayor hombre).
Los niños como los adolescentes tienen menos habilidades básicas en la cocina y son incapaces de ser autónomos al elegir los alimentos, lo que representa un factor limitante en su alimentación.
Por esto haremos previsión:
- Desarrollando un equilibrio entre la cocina y la nutrición, propiciando un motivo para usar la estufa, el microondas, etc.
- Aprender de las mamas, abuelas, tías, las recetas de toda la vida y no perder la tradición de cada familia y de la región.
- Promover actividades en las que participen todos los miembros de la familia.
- Aprender en familia a realizar una preparación que disfruten todos de acuerdo con su edad, conocimientos y habilidad.
- Inculcar el lavado de las manos para manipular adecuadamente los alimentos.
- Compartir con niños y adolescentes la cocina para obtener efectos positivos en sus hábitos de alimentación mostrarles los alimentos crudos, para olerlos, tocarlos, manipularlos y así se familiaricen con las diferentes texturas.
- Llevarlos a la tienda, al supermercado, a la plaza para que tengan contacto con los alimentos.
- Lavar, amasar, trocear vegetales o mezclar alimentos fríos hace parte de la preparación.
*Nutricionista Dietista Clínica Universidad Nacional de Colombia Educadora acreditada en Diabetes<saludablearas@yahoo.com.co>
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