Jorge Raad


La historia, no siempre igual, de la universidad en general está ligada en parte a quienes han sido sus rectores. En las universidades privadas existen largos períodos de rectorado, con ejemplos dignos de mencionar en el país como el maestro Fernando Hinestrosa, padre e hijo, en el Externado de Colombia, o el jesuita Alfonso Borrero en la Universidad Javeriana, quienes han beneficiado el desarrollo de los claustros en donde se imparte la educación superior bajo las diferentes estrategias. Para expresarlo de una vez, los tiempos del ejercicio de una rectoría, ya sean estos largos o cortos, no aseguran ni mejores ni peores resultados porque hay etapas reducidas que han sido fructíferas y prolongadas que han dejado estelas lamentables cuando se alargan demasiado, sin sentido universitario.
La universidad estatal por su dinámica no permite actualmente extensos períodos de rectorado, salvo en la reelección justa como la de Moisés Wasserman en la Universidad Nacional de Colombia o Jaime Restrepo Cuartas en la Universidad de Antioquia. Los tiempos actuales de ejercicio como rectores son definidos, contrastando con lo que existía antes de la Ley 30 de 1992, cuando quien desempeñaba la rectoría era de libre nombramiento y remoción, figura que traía ciertas ventajas y varias desventajas.
El educador Rodrigo Restrepo Gallego, cuando era profesor titular de la Universidad de Caldas, fue designado rector -1990-1992- por el señor presidente César Gaviria Trujillo. Solo tres educadores ha tenido la Institución: Juan Hurtado Hurtado, pedagogo de renombre; Darío Mejía Pardo y Rodrigo Restrepo Gallego, de la antigua Facultad de Educación. Cada uno con diferentes grados de compromiso, aportaciones y resultados. La mayoría de los demás han sido profesores de planta, otros venían al claustro desde el sector externo, uno del área administrativa y uno militar.
El rector Rodrigo Restrepo siguió al rector Álvaro Gutiérrez Arbeláez, en las funciones de primera autoridad ejecutiva. La capacidad de ser maestro, en todo sentido, del nuevo rector, lo distinguía y la tuvo hasta sus últimos instantes de vida. Su concepto de Escuela Nueva, lo ubicó en un lugar importante en el país a través del Ministerio de Educación. El viceministro, el inolvidable Fortunato Gaviria Botero, lo conoció en sus modernas tareas educativas y lo postuló con justicia a la rectoría.
Puede decirse que su preocupación fundamental como rector fue la academia, apoyando irrestrictamente la diferenciación de la formación universitaria de la de otros niveles educativos. El rector Restrepo era un inquisidor en la búsqueda de conceptos, en afirmaciones de la realidad y en proyecciones de la mente para llegar a una universidad mejor. Vivió en función de su magisterio, lo hizo con entrega e idoneidad.
Era un convencido de la autonomía universitaria observada desde su misión y en ese sentido dirigió la institución, junto a su equipo de trabajo. Contemplaba siempre el mecanismo de integración entre la docencia, la investigación y la extensión. Estaba plenamente identificado con el poder de la universidad en la construcción de país. Encauzó las estrategias universitarias a través del Proyecto de Vida Académica.
Planteó que los docentes dejaran un peligroso e individualista aislamiento y se convirtieran en ejes de toda la universidad, lo que después dio frutos con la reestructuración de la institución a partir de los importantes estudios de los exvicerrectores, desarrollados en la siguiente administración del Alma Máter.
Muchas acciones se ratificaron y otras se emprendieron en su rectorado. De todos los logros hay que destacar el inicio del Programa de Diseño Visual y la creación de los programas de postgrado en Fitopatología y Derecho administrativo. Se fundó la publicación Lumina Spargo -difundo las luces-, se consolidó el emblema de la universidad a partir del Sol Quimbaya y se aprobó el himno de la institución.
Dentro del marco de insatisfacción nacional con las políticas universitarias del gobierno de turno, se consolidó un movimiento interno solidario de profesores, estudiantes y empleados, buscando varios tipos de reivindicaciones. La dignidad del rector lo llevó a su renuncia, aceptada. Rodrigo ha muerto y se lamenta la ausencia de sus diálogos.
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