Jorge Raad


La universidad es el único sitio del planeta en donde se puede y debe dar un amplio análisis a todos los problemas, sin la más mínima restricción a las ideas y a los argumentos en las diferentes connotaciones que permita el intelecto de las personas congregadas. Además esta libertad incluye las investigaciones ilimitadas y las proyecciones realizadas con destino al interior o el exterior de su estructura funcional y debe estar en capacidad de responder por ellas, a través de sus académicos. La universidad está íntimamente ligada con la verdad.
No hay tema vedado en la universidad aunque tenga especialidades en ciencia, tecnología, humanidades y arte, con experiencias diversas. La universidad no solo es infraestructura con dotaciones y centros de prácticas o de experimentación, que están destinadas a facilitar en grado sumo las actividades propias de la educación superior. La esencia de la universidad son sus docentes, sus estudiantes y las obras que unos y otros o en conjunto puedan desarrollar en beneficio de la sociedad comenzando por su entorno y luego sin más límites que el alcance de sus propuestas y estudios.
Todos los universitarios tienen inmensas e indeclinables responsabilidades frente a las comunidades y deben ser acompañados por quienes dirigen o administran la educación superior o laboran en ella, con calidades insuperables.
No se debe confundir la absoluta libertad de los universitarios para soñar, idear, planear, realizar y controvertir en el campo propio de sus intereses académicos, que lo es todo, con las normas superiores administrativas, emanadas de la Constitución y las leyes.
No hay lugar a dogmatismos en la universidad, allí hay espacio para posiciones antagónicas debidamente sustentadas por quienes están en capacidad y en la obligación de hacerlo. Las aproximaciones o distanciamiento de las ideas son apenas una consecuencia lógica del ejercicio universitario.
Las fuerzas en busca o mantenimiento del poder de la universidad deberían ocupar un lugar secundario, pero la historia demuestra lo contrario en las universidades estatales. Otros hechos suceden en las privadas sean ellas confesionales o no. Si bien es cierto que quien dirige una universidad tiene la capacidad de marcar una línea en el desarrollo material, no tiene la potestad absoluta de modificar las decisiones de los académicos en función de su misión. Y, finalmente la dirección de la universidad es responsabilidad y actividad de todos los universitarios, incluyendo el Consejo Superior. La obtención de los logros y la realidad de los fracasos son compartidos por todos. Cosa muy diferente a lo que trata de enunciarse.
Desde hace 70 años la Universidad de Caldas, afronta periódicamente, sin desearlo, etapas de crisis que terminan con la clausura de la universidad. Lo que se constituye en un error en contra de la sociedad así como sucede con el cierre de hospitales y de la justicia. Los universitarios, todos, tienen que dialogar y les compete una inmensa responsabilidad en el regreso a la normalidad Institucional, los análisis tienen que ser extensos -sin límites en los temas que afrontan- y profundos, pero siempre basados en el respeto mutuo.
Hay hechos que no se debieron dar, desde las anteriores modificaciones al Estatuto General, ya se produjeron y ello hay que afrontarlo sin dilación innecesaria, todo retraso en las discusiones y soluciones es altamente perjudicial. Hay que recordar, el viejo principio de física, que indica que toda acción tiene una reacción y se establece una cadena de muy difícil manejo. Por lo tanto, la responsabilidad no es solo de un lado.
En los diálogos universitarios todo está permitido, otra cosa es la oportunidad y los resultados. Es por lo menos incongruente con el espíritu universitario limitar los análisis y agredir a quienes adoptan posiciones por extremas que sean.
Los universitarios tienen la potestad, dentro de su autonomía, de terminar con la crisis dentro de un contexto de libertad. La tendencia a judicializar los procesos, salvo que se violen flagrantemente las normas supremas, demuestra la incompetencia para auto administrarse como lo manda la ley.
Nota: Un Hospital Universitario es para la sociedad.
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