Los hechos de la historia sirven para retomar la memoria de lo que aconteció para sU mejor comprensión y a veces rectificación; este 8 de mayo nos trae a la memoria dos hechos que vale la pena resaltar.
El 8 de mayo de 1834 el Congreso Nacional de la República de Colombia por ley que lleva esta fecha reconoce oficialmente los colores de la bandera nacional: amarillo, azul y rojo; Ecuador y Venezuela adoptan los mismos colores si bien bajo diferentes dimensiones; con ello querían significar que eran tres países pero unidos por el "ser uno americano", la búsqueda unida de la justicia y la libertad.
Hace pues 179 años que tenemos nuestra bandera nacional; bien se ve que con el correr del tiempo hemos olvidado la hermandad de estos tres países y nos hemos colocado en contrariedad, no hemos sabido vivir la unidad en la diversidad que nace de la madurez cívica y hemos caído en el distanciamiento y alejamiento; hemos roto la unidad inicial, la que se quería y se buscaba desde el comienzo; hemos dejado que prime lo que nos divide y no lo que nos une.
En estos últimos tiempos hemos sido testigos de los inconvenientes de este olvido, de las barreras levantadas, los insultos mutuos y el alejamiento en la cooperación que nos podría acercar al progreso, a la hermandad humana, al compartir riqueza y bienestar; destruimos en lugar de construir; el resultado es evidente; hace falta volver al ideal de la unidad, cooperación y la política del buen vecino.
En 179 años nos hemos encargado de poner barreras, alzar gritos e insultos, olvidar la unidad primera; definitivamente el amor hace falta en el engranaje social con sus manifestaciones económicas y políticas.
Hay otro hecho con marca de 8 de mayo: en 1945 un día como hoy los tres países llamados los más poderosos del planeta en esa fecha anuncian oficialmente y en forma simultánea la conclusión de la II guerra mundial, casi 2.100 días después del estallido destructor provocado por la ambición de Adolfo Hitler.
El mundo se cubrió de gozo al ver en este cese un proceso similar a una Pascua y Resurrección a la vida en calidad de progreso superando odios, equivocaciones, dificultades de diálogo y acción.
Cómo anhelamos ahora que estamos en vías del proceso de paz en Colombia que llegara el día de declarar el cese al fuego, la toma de caminos de acercamiento y mutua cooperación.
Es cierto que recordar nos puede ayudar a vivir mejor, a retomar lo que se ha olvidado y mostrar con hechos que sí es posible retomar lo positivo de la enseñanza histórica.
¿Por qué será que algunos medios comunicadores resaltan los hechos de odios, destrucción, malas mañas pero nunca presentan los hechos positivos, constructivos, sembradores de optimismo?
Cuándo será que junto a las malas noticias nos hagan conocer las buenas realizaciones que abren brecha a buenos caminos.
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