Luis F. Gómez


Más allá de la persona que llegue al palacio Amarillo, y que ejerza la gobernación para terminar el período del entonces inhabilitado candidato ganador Guido Echeverri Piedrahíta, hoy se están jugando muchas cosas para el futuro de Caldas de vital importancia. Que Julián Gutiérrez, apoyado por la combinación de fuerzas renovadoras (¿hasta qué punto renovadoras?); o Augusto León Restrepo el viejo zorro de la política conservadora y heredero fortuito de la coalición "yepo y lo que queda del barquismo", o el paracaidista Eugenio Marulanda, llegue al primer cargo departamental sí tiene muchas diferencias. En eso no nos podemos equivocar. Sabiendo de todas formas que cada uno tiene personalmente sus fortalezas, debilidades, historias y perspectivas. Pero aquí lo que se elegirá no será a una persona, sino a un grupo de personas y ¡ahí si hay que ver un poco alrededor de cada candidato con lupa!
El futuro de la Licorera de Caldas nos preocupa a todos. Hay problemas no solo de distribución en algunos departamentos que muestran un retroceso, otros un estancamiento y no muchos un avance positivo. Pero también hay un problema que tiene que ver con la fábrica como tal, con la producción y el manejo administrativo. Aquí hay un pendiente muy serio que está causando pérdida de recursos valiosos para el desarrollo del departamento. No hay que olvidar a qué grupo pertenecía el gerente de la Licorera que está fugitivo de la justicia, ¿dónde está, dicho sea de paso, el médico Fehó, sigue escondido?
La suerte del aeropuerto regional en Palestina, que está pasmada, y si se quiere casi como un bien mostrenco, requiere de un líder que logre aunar esfuerzos de todos los interesados para que logremos sacar esta obra adelante. Pero que a su vez tenga la seriedad analítica para que la solución sea viable financiera y técnicamente. Esta es una decisión de corte estratégico para la zona central del departamento.
El problema profundo de la pequeña minería quedó palmario con el reciente proceso popular de manifestación pública de los dedicados a la minería ilegal. Este tema es serio y está vinculado también a la crisis del agro. Pero tiene sus particularidades que habrá que enfrentar, y ello le corresponde a la Gobernación en articulación con el Ministerio de Minas. No se trata solo de la ilegalidad de la explotación, sino del impacto medioambiental del mismo.
La civilización cafetera, que por años sirvió de sustento para la inversión social en el campo, está en una profunda crisis. La cosecha cafetera está en caída libre como participación de la producción nacional. Los cuadros cafeteros regionales han perdido importancia y representatividad. Este es un problema muy serio y hay que comprender que tiene unas repercusiones de mediano y largo plazo muy severas. Aquí hay que actuar con mucha inteligencia para apalancar procesos de modernización de la caficultura y la búsqueda de cafés de nicho de mercados muy especiales.
¿Será que Caldas continuará bajo la férula del yepo-barquismo? ¿Será que la democracia caldense no se logra liberar de algunos personajes que le han hecho tanto mal a la ciudadanía y a la administración pública? ¿Somos una democracia anclada en sistemas prerracionales? ¿Continuamos dándole el apoyo a los grupos que han sido sancionados por la parapolítica? ¿O aún peor a los grupos que tienen miembros implicados con crímenes?
Las elecciones de hoy no son neutras. Hay mucho en juego, la democracia tiene la palabra y la responsabilidad con el futuro del departamento. ¡A votar pues!
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