Jorge Enrique Pava


Tal vez en Caldas no ha habido un proyecto más satanizado, desprestigiado, vapuleado y distorsionado que el Aeropuerto del Café. Cada quien se ha dado la libertad de atacarlo de acuerdo con su desinformación y, muchas veces, se han utilizado los medios de comunicación para destruirlo con el fin exclusivo de perseguir selectivamente a algunas de las personas que de una u otra forma han estado involucradas en su desarrollo histórico.
Alejado de esa costumbre y con el sano propósito de encontrar la verdad, me di a la tarea de conseguir la documentación completa de Aerocafé, desde sus inicios, para lo cual envié sendos derechos de petición a las siguientes entidades: Inficaldas, Infimanizales, Asociación Aeropuerto del Café, Comité de Cafeteros de Caldas, Corporación Aeropuerto Palestina, Aeronáutica Civil, Universidad Nacional, PNUD y Cámara de Comercio de Manizales.
En general las diferentes empresas fueron diligentes, ágiles y amables, abriendo el espacio y los archivos para que pudiera obtener en detalle la historia y la verdad de su participación en el Aeropuerto. Pero, curiosamente, me encontré con serias dificultades en dos de estas entidades las cuales quiero denunciar y poner en conocimiento público:
El PNUD me devolvió el derecho de petición aduciendo que debía remitirme al Ministerio de Relaciones Exteriores, cosa que hice de inmediato y aún no obtengo respuesta; y la Cámara de Comercio de Manizales, fundadora de la Corporación Aeropuerto Palestina, se limitó solo a facilitarme las actas que se encontraban registradas.
Del PNUD aterra que, siendo la entidad por medio de la cual se efectuaron millonarios contratos, se oculten tan fácilmente y se consideren inescrutables e incontrolables. En esta entidad reposa mucha de la responsabilidad de los aciertos y desaciertos del proyecto, y su vinculación les permitió a las directivas de entonces contratar sin mayores requisitos miles de millones de pesos que, como dineros públicos, deberían ser transparentes, sustentados y con el rendimiento de cuentas a la comunidad. ¿Qué se esconde detrás de tanto silencio y de tanto secreto? ¿Quiénes fueron los beneficiarios de los contratos durante los primeros años del proyecto, y qué requisitos les exigieron? ¿Dónde están los diseños, los contratos, las actas, los informes de interventoría y los informes de entrega de obra?
Por su parte la Cámara de Comercio de Manizales, corporada de la Corporación Aeropuerto Palestina, se ha mostrado evasiva guardándole la espalda a personajes que originaron la supuesta debacle que hoy ellos mismos cuestionan. Cuando le solicito la totalidad de las actas de dicha Corporación al Comité de Cafeteros de Caldas, se me responde que la Cámara de Comercio las tiene en calidad de custodio y esta última me las niega aduciendo artículos de ley. ¿No tendremos los ciudadanos el derecho de conocer la realidad y los verdaderos acontecimientos de un proyecto tan definitivo para la región? ¿Podrá mantenerse en secreto la historia real del Aeropuerto, cuando se han vinculado judicialmente a 37 personas que, en definitiva, son las menos responsables de los errores del proyecto? ¿A quiénes estarán protegiendo con tanta evasión y tanto secreto? ¿Podremos aceptar que la propia Cámara de Comercio impida conocer la realidad contenida en las actas de una Corporación en la cual tuvo participación y fue determinante en el manejo de dineros públicos?
Es triste recordarlo, pero el presidente de esa Corporación al momento de entregarle la gerencia del proyecto al Comité Departamental de Cafeteros de Caldas, era Gilberto Saffón Arango y su gerente era Bruno Seidel Arango; pero además participaba en la toma de decisiones Gildardo Armel Arenas, en su calidad de presidente ejecutivo de la Cámara de Comercio de Manizales. Esa delegación de la gerencia quedó plasmada en el acta 140 de febrero 24 de 2003, (ver acta https://www.dropbox.com/sh/zls84lpnzjvl3g5/Mj4Tu4aGFz) de donde se deduce que existen por lo menos 139 actas anteriores en las cuales debe estar la historia escrita del Aeropuerto, así como los procesos que sufrió el proyecto y las diferentes decisiones que llevaron a que se tuvieran terminados "el 100% de los estudios" del terminal aéreo. ¿Son esas actas las que no quieren que conozcamos? ¿Por qué la renuencia a que se acceda a la verdad? ¿Se presta también la Cámara de Comercio para proteger a esos prohombres de Manizales que tanto daño le han hecho a la región? Las autoridades judiciales tienen que proveernos de los mecanismos para poder escrutar con libertad el manejo de estos millonarios recursos.
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Quedó plasmada la constitución de la Unión Temporal San Agustín, entre la Industria Licorera de Caldas y la empresa Furel S.A., para la licitación de la concesión de la producción de aguardiente Doble Anís del Huila, de la cual fueron excluidos luego de no presentar legalmente las pólizas y no acreditar experiencia. Es extraño, primero, que la ILC necesite asociarse con una empresa privada para desarrollar parte de su objeto social como lo es la maquila de licores de otras regiones; segundo, la irresponsabilidad en una licitación de $73.408 millones que buen oxígeno le hubieran dado a la Licorera; y, tercero, que la participación de la ILC hubiera sido solo del 1%, mientras la de Furel S.A. del 99%, empresa constructora sin ninguna experiencia en el ramo. La pérdida de estos negocios es una excelente forma de deprimir la Industria para venderla luego a menosprecio. ¿Qué dirán los órganos de control? ¡Seguramente nada, "por ser quien sois"! Pero si fueran otros los actores, sería Troya. ¿En manos de quién estamos?
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