Luis F. Gómez


Muy interesante artículo publicó recientemente el doctor Jorge E. Pava en estas columnas, en el cual describe muchos de los argumentos que se expresan para mantener las fronteras a los aguardientes y rones entre los departamentos. Pero tengo la impresión que es sencillamente retardataria esta posición. Cuando estamos hablando de la globalización, mercados internacionales, TLC con todos los países… aquí en nuestra legislación tenemos una tara genética que nos viene de la colonia, basada en espacios rentísticos obsoletos. Hay que abrir los mercados y dejar que la creatividad y la calidad se impongan. ¿O es que le tenemos miedo a nuestra capacidad de innovar y de hacer productos que les gusten a los consumidores?
Los departamentos tienen su ingreso en el famoso impuesto al consumo de licores. Y este hay que cuidarlo, y para ello hay que terminar con el contrabando de licores, generados por las fronteras, que precisamente hacen conejo a los ingresos departamentales. Hay que poner a tributar a cada botella que se venda en el departamento. Seguramente que si se quitan las fronteras será más sencillo, se le da un golpe de gracia a los evasores de estos tributos y se fortalecen las arcas oficiales para inversión social. Esta debe ser la primera preocupación del señor gobernador.
El pobre desarrollo del mercado de licores en Caldas ha sido el resultado de un monopolio manejado con no toda la competencia que se debería tener. Hay mucha mediocridad y lo debemos aceptar. El mismo doctor Pava se quejaba de la pobreza de la presencia de la Licorera en la vida y actividades a lo largo y ancho del departamento, la Licorera está muy ausente y con ello cae la fidelidad a sus productos. En este punto bien valdría la pena que el inquieto y eficiente contralor departamental hiciera un informe técnico, pues me temo que los comercializadores de licores en Caldas no han dado un buen resultado, están sencillamente dormidos sobre el monopolio que le dan las fronteras a los licores.
Hay que tumbar las fronteras, y así se caen también muchos contratos de distribución que pasan por manos de gobernadores que ante la tentación terminan pidiendo o recibiendo una tajada por dar el permiso. Y esta es una realidad terrible, que debe desaparecer. Y será complicado, porque hay muchas relaciones de los distribuidores de licores con la política. Recordemos al famoso Borelly en las épocas doradas de nuestras ventas en la Costa Atlántica, que decía que podía hacer lo que quisiera con su plata, para justificar sus "donaciones" a los políticos.
La Industria Licorera de Caldas tiene que seguir modernizándose a todo nivel y prepararse de veras para un mercado abierto. La ILC tiene una gran experiencia, hay que potenciarla y tecnificarla aún más. Mantenernos en fronteras permeadas por el contrabando es la peor alternativa: nos apendeja comercialmente y nos trae focos de corrupción. No utilicemos el esquema del avestruz de meter la cabeza en el hueco, saquemos la cabeza y busquemos nuevos mercados para los productos de la ILC, que le den una sostenibilidad en el tiempo.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015