María Carolina Giraldo


Desde hace muchos años nos referimos a Manizales como la ciudad de las puertas abiertas, y no deja de ser una paradoja que se haya escogido ese lema, cuando se nos reconoce como una sociedad cerrada, en la cual la apertura es uno de los valores que debemos fortalecer si queremos hacer de esta una ciudad del conocimiento. (Ver:https://www.facebook.com/groups/estoyconmanizales/?fref=ts).
Unos días atrás se rumoró que la elección de un huilense como gerente de mercadeo de la Industria Licorera de Caldas había causado incomodidad en algunos sectores de la ciudad. Aunque no ha pasado de ser un rumor, no es la primera vez que se pueden encontrar este tipo de actitudes. Hace pocos años, para la elección de un dirigente empresarial del Departamento, la junta directiva de la organización incluyó como requisito en el perfil del cargo que la persona fuera caldense.
Ser territorial es una característica natural del ser humano, al parecer, esta nos permitió conservar la especie. Es evidente que tener sentido de pertenencia es un requisito fundamental para impulsar el desarrollo de la región, pero nos equivocamos al pensar que la única manera de querer a esta maravillosa tierra es haber nacido en ella. Imaginemos cómo sería Caldas hoy si no se hubiera permitido que el señor James Lindsay construyera el antiguo cable; o si hubiéramos rechazado las inversiones e ideas del doctor Carlos Adolphs y los conocimientos del doctor Gabriel Cadena; o si nos hubiéramos opuesto al trabajo desinteresado y altruista de la señora Amparo Gómez de Arango y de la hermana Juani. Afortunadamente, este pensamiento no es transversal a todos los sectores, porque si así fuera, no hubiéramos tenido la alegría y el orgullo de haber ganado la Copa Libertadores de América.
Seguir pensando que en Caldas solo pueden vivir y trabajar caldenses nos impide crecer, cambiar, transformarnos y mejorar. El que viene de afuera tiene una mirada diferente, un punto de vista complementario que enriquece con conocimientos, habilidades y capacidades distintas. Manizales es la segunda ciudad del país en calidad de vida, esta calificación podría servirnos de gancho para traer personas con las mejores potencialidades para aportarle al desarrollo de la región. Contrario a lo que comúnmente se piensa, tener la mejor gente, la más capacitada, la más hábil, redundaría en mayores oportunidades para los habitantes de este territorio; esas oportunidades de las que tanto nos quejamos por su ausencia.
Las puertas abiertas no pueden ser solo para turistas y estudiantes, tienen que ser para todos aquellos que estén interesados en hacer de este un mejor lugar.
* * *
Mientras tanto, los políticos de turno, de todos los espectros ideológicos, escogieron al sector agropecuario como caballito de batalla de cara a las nuevas elecciones; sin embargo, lo que necesita el país es menos debate y más políticas públicas de largo plazo. El campo solo se puede desarrollar de manera pacífica y sostenible si el Estado implementa acciones tendientes a proteger el sector, y a articular el trabajo digno de los campesinos con una agroindustria comprometida con la generación de riqueza y eficiencia para todos los actores de la cadena.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015