El pasado 8 de agosto se reunió en Medellín un grupo de figuras públicas del país con el objetivo de dialogar abiertamente sobre la actual coyuntura nacional y bosquejar alternativas de solución a los problemas fundamentales que nos agobian: violencia, corrupción, inequidad, deterioro ambiental, y otros. Todos quienes asistieron a esta reunión tienen una amplia trayectoria en funciones estatales de primer nivel, la política, el periodismo y la academia. Si bien con diferencias de enfoque en determinados temas y con militancias políticas diversas, se podría decir que poseen un denominador común en cuanto a su perspectiva social y política: democrática, liberal, incluyente y social. Lo más parecido a un partido político socialdemócrata. Al término de la reunión entregaron una declaración pública que reafirma este carácter y expresa su intención de emprender esfuerzos que los habiliten para incidir en los principales asuntos de interés nacional. El grupo se bautizó "Pido la Palabra".
Si bien la noticia de esta reunión pasó inadvertida para la gran mayoría de ciudadanos, o fue recibida con indiferencia o incredulidad, representa el surgimiento de una nueva posibilidad de construir una alternativa política diferente y esperanzadora para el país. Sus gestores no son nuevos en la vida pública, por el contrario tienen un largo recorrido: Salomón Kalmanovitz, Antanas Mockus, José Antonio Ocampo, Claudia López, Cecilia López, Antonio Navarro, Eugenio Marulanda, Alonso Salazar, Iván Marulanda, Ángela Robledo, José Gregorio Hernández, entre otros. Pero lo que sí es novedoso es que se junten con la intención de crear algo diferente a lo ya conocido. ¿Será flor de un día? No sabemos. Podría serlo, pero de ser así no se habrá perdido mucho, nada será peor de lo que conocemos. Por el contrario, si llega a consolidarse esta opción, puede ser un instrumento muy valioso para llevar a cabo muchos cambios que requiere el país.
Este nuevo esfuerzo de Pido la Palabra es el más reciente capítulo en la intención de crear un espacio diferente para la expresión ciudadana en la política y los asuntos del Estado. Y hay razones para pensar que si es conducido con acierto y si cuenta con los recursos necesarios puede tomar fuerza y lograr sus objetivos. Hay una porción importante de ciudadanos que están buscando algo distinto y con seguridad podrán apoyar a Pido la Palabra. El Nuevo Liberalismo, la Unión Patriótica, la Alianza Democrática M-19, el Polo Democrático y el Partido Verde son las expresiones más notorias de los últimos treinta años en el intento de romper la camisa de fuerza que ha obligado a que la política colombiana sea ese saco de víboras al que ya nos acostumbramos. Pero todos estos esfuerzos, si bien con victorias parciales o limitadas, fracasaron en su intento fundamental. Esto no quiere decir que esta nueva iniciativa esté condenada a la muerte temprana. Dependerá de varios factores su posibilidad: los medios utilizados para hacer política y sus recursos.
La gran paradoja de la política nacional es que quienes "saben" hacerla, es decir quienes ganan las elecciones, la mayoría de las veces son incompetentes y corruptos para orientar a la sociedad desde los cargos públicos. Aquellos que tienen las condiciones para ser buenos gobernantes son ingenuos y torpes la mayoría de las veces en el oficio de conseguir votos. Y la trampa está en que como los primeros han demostrado una y otra vez su habilidad para ganar elecciones, entonces los segundos empiecen a copiar sus métodos para lograr o mantener el poder. A pesar de esto, la diferencia de una nueva alternativa política tendrá que estar en los medios utilizados, pues medios y fines están ligados, no son dos cosas distintas. Por otra parte, lograr apoyo financiero para una empresa de estas no es nada fácil, y la razón es sencilla: no hay chance para un negocio posterior que multiplique la "inversión"; además, es posible que los objetivos políticos de un movimiento como Pido la Palabra no sean del gusto de quienes tienen el dinero.
A pesar de todas las dificultades, sí puede haber un futuro para Pido la Palabra, y ese futuro está representado en un amplio sector de la ciudadanía muy cansada de lo que vemos todos los días en los medios de comunicación sobre la política y los políticos; en un rechazo que llega a las náuseas en cuanto a la corrupción. La Ola Verde fue como un preludio de algo que algún día tiene que suceder, y tal vez Pido la Palabra puede ser la maduración de una ilusión. Si no llega a ser, no se perdió mucho. Y si llega a ser, será bueno.
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