María Carolina Giraldo


La crisis del agua nos golpeó tan duro que aún hoy, cortes temporales de agua o lluvias prolongadas continúan generando alarma. Con este sentimiento de fragilidad, se publican las cifras del proyecto Manizales Cómo Vamos, las cuales muestran la percepción que tenemos los ciudadanos sobre algunos aspectos clave del territorio que habitamos. Los datos que arroja el estudio han generado algunas preguntas, incomodidades y controversias, lo cual resalto como un rasgo positivo, porque nos hace pensarnos como individuos que compartimos, componemos y construimos lo colectivo.
Algunas cifras pueden resultar paradójicas y contradictorias, por ejemplo, en materia de seguridad el 61% se siente muy seguro o algo seguros, sin embargo solo el 16% ha sido víctima de algún delito en el último año. Por su parte, para los encuestados después de la salud pública (57%), el tema de la seguridad es la actividad a la cual la Administración Municipal debería prestarle más importancia. (48%).
Una tendencia similar se presenta con los datos sobre clima de opinión y calidad de vida, mientras el 63% siente que Manizales va por buen camino, el 53% es pesimista sobre la situación futura de la economía y el 88% está satisfecho de vivir en la ciudad.
La gente se pregunta entonces por qué se presentan tendencias tan distintas en preguntas que tratan sobre un mismo tema. Lo primero, es aclarar que es un sondeo de percepción, es decir, se trata de cómo sienten los individuos el territorio, y en esto, la escala de subjetividad va del primer al último encuestado. Cada observador aprecia la ciudad de manera distinta, hay tantas perspectivas de Manizales como personas que habitan en ella. Por lo tanto, no es posible tener un dato único, homogéneo e indiscutible. Así pues, la encuesta arroja datos similares a la naturaleza humana, complejos, contradictorios e inexactos, pero no por eso incorrectos.
En este contexto, una lectura de los datos puede sugerirnos que los manizaleños seguimos al pie de la letra lo que alguna vez recomendó Herbert Marcuse: actuar como pesimistas en lo teórico y optimistas en lo práctico.
Somos pesimistas teóricos porque un buen número de datos de la encuesta que indagan sobre el porvenir tienen calificaciones bajas. En preguntas como ¿Qué tanto cree usted que el Sistema Integrado de Transporte va a mejorar la movilidad de Manizales? El 55% manifestó no creer que fuera a impactar positivamente. Por su parte, el 65% no denuncia los delitos de los que son víctimas. Con relación a la confianza en las instituciones, la mayoría de los encuestados (el 36%) considera que ninguna está realizando acciones para mejorar su calidad de vida.
Por su parte, nos comportamos como optimistas prácticos porque los indicadores que se refieren a la situación actual cuentan con datos positivos. El 82% manifestó sentirse orgulloso de Manizales, el 87% se encuentra satisfecho con la educación primaria y secundaria que reciben sus hijos y el 89% con la educación superior que se imparte en la ciudad. Los encuestados, en un alto porcentaje, manifiestan su satisfacción con el acceso y la calidad de los servicios públicos.
Esta bipolaridad es un arma de doble filo, que puede resultar peligrosa si caemos en el fatalismo sin acción (el ya para qué) o en la parálisis por análisis. Pero también, tenemos la opción de sacarle un gran provecho si la usamos como motor de cambio e impulso para el mejoramiento. Ser pesimistas teóricos debe impulsarnos a fortalecer aquellas cosas que pueden hacer de Manizales una ciudad más competitiva, inclusiva, equitativa y amable.
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