Alejandro Samper


El exalcalde Juan Manuel Llano está en la cárcel La Blanca. Allá permanecerá mientras se adelanta el proceso que se le sigue por los posibles sobrecostos en la contratación de la silletería del Estadio Palogrande para el Mundial Sub20 del 2011 y se diga si es culpable o inocente. O hasta que su abogado gane una apelación, le pongan brazalete electrónico y le den prisión domiciliaria. O, hábil como es Llano, privatice esa cárcel y se la venda a los antioqueños como hizo con Emtelsa.
Dicen que la foto de él llorando en la audiencia publicada en la portada de LA PATRIA del viernes conmovió a más de uno en el Club Manizales y a los caddies del Campestre, que desde aquí le dicen que en la cárcel es mejor no hablar de aproximarse al hoyo, de ponerse a puttear, y otros términos del golf.
Pero pongámonos serios. Ver a un exalcalde tras las rejas no es motivo de risa, como lo es este caso para algunas personas. Debería ser un motivo de vergüenza para todos los ciudadanos, para su partido político, para quienes trabajaron con él y se repartieron la torta. Da pena ver a un hombre que desde los 13 años comenzó a hacer empresa y que ahora está tras las rejas por unos 750 millones de pesos, que fue el sobrecosto de las sillas del Palogrande. ¡Una chichigua!
Los 2,5 billones de pesos que se tumbaron los primos Nule, o los 500 millones de dólares que dicen deja el hueco de Interbolsa, hacen ver a Llano como un amateur de cuello blanco.
La jueza, sin embargo, lo considera "un peligro para la sociedad, no porque pueda reincidir, sino por los delitos que ya cometió". Pero si Juan Manuel está tras las rejas no es por "peligroso", es por terco. Porque como dicen por ahí: no hay nada más peligroso que un tonto con iniciativa.
A pesar de que en noviembre de 2010 Miguel Francisco Prado Gil, Director del Programa de Lucha Contra la Corrupción de la Presidencia recomendó no seguir adelante con la subasta de las sillas de Guerfor S.A. hasta que se aclarara el sobrecosto, el exalcalde siguió adelante.
Tampoco le prestó atención a los dos informes que publicó LA PATRIA en los que denunciaban que la Alcaldía pagaría entre un 20% y 30% más de lo cotizado por esa empresa para otros estadios del país. "Unos mil millones de pesos más que lo que pagó Pereira por las sillas del estadio Hernán Ramírez Villegas al mismo contratista", dice una de las notas. Y se pasó por la galleta las alertas por posible direccionamiento y sobrecostos que le hizo la Corporación Cívica de Caldas.
Ahora creo que la juez lo mandó a la cárcel en un acto de compasión, para proteger a Llano de él mismo.
Algunos dicen que lo encanaron para enviarle un mensaje a aquellos honorables y repolludos ciudadanos que hay en la ciudad de que no son intocables. Otros, que ante la crisis que vive el Club Manizales, buscan vender su emblemático edificio del Centro, y abrir una sucursal más pequeña en el Patio 5, que es donde mandan a los políticos y personajes importantes que son investigados o que ya fueron condenados.
Y tal vez hasta en la cárcel esté más seguro que en las calles de Manizales, sobre todo después de que un Fiscal dejó en libertad el pasado lunes a un adolescente que "en un momento de calentura" asesinó de un tiro a Wilson David Ocampo García en el barrio Galán. Dijo que el muchacho no tenía antecedentes y por eso lo dejó ir. Seguramente este personaje no es un peligro para la sociedad y estará saltando sobre las costosísimas sillas de la tribuna norte del Palogrande en el próximo partido del Once Caldas.
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