Efraim Osorio


‘Paripé’. Nunca había leído ni oído este término, lo confieso. Una corresponsal de nuestro periódico, María Marlén Ramírez Jaramillo, me lo enseñó en esta aseveración: “En Colombia todos los demócratas somos amigos de la paz, no solo la deseamos desde que actúan estos paripés, si no que reconocemos que es necesaria…” (Correo Abierto, 15/10/2013). ‘Paripé’, dicen, viene del caló ‘paruipén’ (cambio, trueque) y significa “fingimiento, simulación o acto hipócrita”. Con él se forma el dicho “hacer el paripé”, presumir, darse tono, dárselas de mucho café con leche. Pero, creo, la corresponsal Ramírez Jaramillo empleó mal el término, ya que éste es abstracto (“significa una cualidad con exclusión del sujeto”), como bondad, hipocresía, malignidad. Para calificar con él a los terroristas de las Farc sería necesario crear un adjetivo derivado de él, y que encierre los calificativos de ‘petulantes, manipuladores y tramoyeros’. Además, según lo que leí sobre el término, sólo se usa en la expresión anotada, que, para María Moliner, significa también “hacer melindres; mostrar cariño a una persona o tener atenciones con ella insinceramente; y hacer algo para cubrir las apariencias, simular”. En la misma frase, la corresponsal emplea la expresión condicional negativa ‘si no’ por la conjunción adversativa ‘sino’, confusión muy común (efecto de la pronunciación defectuosa de la conjunción, ‘sinó’), en la que cayó también el doctor Jorge Raad Aljure, aunque al revés (‘sino’ por ‘si no’), en la siguiente pregunta: “El problema central, son las políticas de Estado. ¿O, sino para qué existe?” (LA PATRIA, 15/10/2013). Su frase, doctor, bien redactada, es ésta: “El problema central son las políticas de estado. O, si no, ¿para qué existen? ¡Mejor, mucho mejor!
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La Dolorosa es una de las advocaciones de la Virgen María, que la tradición le concedió por el sufrimiento que exteriorizó durante la pasión y muerte de su Hijo; y “la dueña Dolorida” fue el sobrenombre que los ‘encantadores’ le dieron a la condesa Trifaldi por su viudez, su menoscabo y sus padecimientos (El Quijote, II-XXXVI y XXXVII). ‘Doloroso-a’ y ‘dolorido-a’ son adjetivos que tienen significados diferentes. El primero se aplica a lo que causa dolor físico, por ejemplo, un tropezón; también a lo que inspira piedad o compasión, como la imagen de la Virgen en el Gólgota. El segundo se aplica a la parte afectada por un golpe, por una herida, por una infección; o por desgracias personales, como las que afligieron a la condesa Trifaldi; también a las personas que sufren por la muerte o los padecimientos de sus seres queridos. En su artículo sobre la anestesia, el presbítero Efraín Castaño le da a ‘doloroso’ el significado de ‘dolorido’ en esta muestra: “…poco a poco se avanzaba en el encuentro de un elemento que sirviera para adormecer las partes dolorosas” (LA PATRIA, 16/10/2013). “…las partes doloridas”, padre. O ‘adoloridas’. Recuerde la canción que dice: “Adolorido, adolorido del corazón, por una ingrata…”. Y, para que vea que sí se puede, en la siguiente frase no se le desafinó ningún instrumento del conjunto: “…no tan doloroso como si se hiciera en carne viva”. Como operaban los cirujanos en épocas remotas.
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De la Redacción de El Tiempo: “Este archivo (…) forma hoy parte del dossier de uno de los más graves crímenes cometidos por las Farc en el marco del conflicto: el reclutamiento de niños” (El Tiempo, Debes Saber, 15/10/2013). ‘Dossier’, así escrita, es una palabra francesa que significa “expediente (documentos), legajo (conjunto de papeles)”. Con la misma grafía está asentada en el diccionario de la Academia de la Lengua desde su edición de 1992. La misma Institución ya la castellanizó suprimiéndole una ‘ese’, con esta acepción: “Dosier. Adaptación gráfica de la voz francesa ‘dossier’, ‘conjunto de documentos sobre un asunto que se guardan juntos’. Su plural es ‘dosieres’ (…). Pueden usarse también los equivalentes españoles ‘expediente’ o ‘carpeta’ ” (Diccionario Panhispánico de Dudas, 2005). ¿Pueden usarse? ¿No será al revés? ¿O es que usar el galicismo le concede a quien lo hace más importancia?
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Es concebible, aunque injustificable, que una periodista transcriba las respuestas de su entrevistado tan mal como lo hizo una de la Redacción de LA PATRIA con las que le dio un estudiante de la Universidad de Caldas. “…haber si por favor nos colaboran con la evacuación”; “Les pido el favor sí, haber si nos colaboran” (Local, 16/10/2013). Es ‘concebible’, digo, porque en la pronunciación no distinguimos entre ‘haber’ y ‘a ver’. Pero es ‘injustificable’ que en el lenguaje escrito se cometa tamaño gazapo. La presencia inoportuna del verbo ‘haber’ en los dos ejemplos es tan notoria como la de una mosca en la leche. En su lugar debe estar la expresión ‘a ver’, que, en las dos muestras significa ‘expectación, esperanza’. Más todavía: No sé si los entrevistadores puedan pulir las respuestas de sus entrevistados, especialmente cuando son tan escandalosamente chabacanas como las de este estudiante, que, por esos días, estaba en ‘asamblea permanente’, eufemismo por ‘semestre académico a la basura’. Me parece conveniente hacerlo, para mejorarle al entrevistado su forma de expresarse, en bien del periódico y para gusto de quienes lo leen.
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La VEINTITRÉS: Su espacio público es cada día más reducido; y los obstáculos que en ella encuentran los transeúntes, innumerables.
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