Retomo el contacto con mis lectores después de un mes de ausencia, motivado, como siempre, por una invitación. Esta vez fue a Croacia. En mi último artículo terminábamos casi con la historia de la vida heroica de los fundadores de la Reserva Meremberg en el Huila y mi propósito, ya anunciado, es continuar con el relato de la visita al Parque Nacional de la Cueva de los Guácharos en el mismo departamento. Hoy hago un paréntesis para no dejar "enfriar" el asunto de la incorporación a la Europa Comunitaria de un nuevo estado, el vigésimo octavo, Croacia, o el "veintiochoavo" (ojo que va entre paréntesis), como hablan los que así hablan y hablan mal.
Croacia, en efecto, se incorporó a la Unidad Europea este primero de julio de 2013. Entra a una Europa herida en su economía y en su autoestima y dicen que muy pronto Croacia también pedirá ayuda pues su economía, como otras de Europa, anda coja y la verdad es que la nueva "adquisición" para Europa no fue tan celebrada como ha ocurrido con otros países que en su momento adhirieron a la Comunidad, y no fue tan festejada no porque hubiera reticencias a su entrada sino porque no están los tiempos para costosas celebraciones.
De mis experiencias de viajes a Europa, especialmente a España, quiero contar unas curiosas observaciones. En las décadas de los sesenta y setenta al decir que uno es colombiano muchos españoles recordaban a Millonarios. La afición al fútbol en España es sencillamente de locura y estaban informados de que en su momento fue el mejor equipo de fútbol del planeta, en nuestra época dorada, en los años 50, cuando por motivo de una huelga en Argentina vinieron a Colombia Distéfano y sus amigos a jugar a Millonarios. En la década de los ochenta y noventa al decir uno que es colombiano le hablaban de la cocaína. En Nepal uno al saber que yo era colombiano me habló del escorpión de "Higüita" (sic). En otros países me ocurrió lo mismo. En Turquía en circunstancia similar le hablaban a uno de Córdoba y de Mondragón. Pasados el siglo y el milenio al oír el nombre de Colombia hablaban de Shakira y a veces de Juanes. En este viaje me ocurrió que al nombre de Colombia me decían: ¡Ah! Pablo Escobar. (Vuelta la burra al trigo). (Gracias Caracol por los favores recibidos).
Y me ocurrió donde menos lo esperaba. Caminaba por la "Plaka", la calle principal de Dubrovnik, "La Perla del Adriático", hace quince días y entré a una librería a comprar una guía de Croacia en inglés. Obviamente la inmensa mayoría de libros que venden están escritos en croata, idioma de la familia eslava, del cual no entiendo ni jota, como decimos familiarmente. Me atendió un señor de edad y entendí inmediatamente que era un "librero", no un vendedor de libros. Ambos conceptos son muy diferentes, el primero se refiere a un hombre culto y el segundo a un empleado que vende libros. Mientras buscaba lo que yo quería oí al librero conversar en inglés con algunos clientes y comprobé en efecto que se trataba de un hombre culto. Cuando me preguntó: "Where are you from?" y le contesté "I am from Colombia", inmediatamente dijo con acento: Pablo Escobar.
Su comentario, desde luego, no me gustó y sabiendo yo con quien hablaba, rápidamente le dije: Gavrilo Prinzip. Entonces él, sonrojándose un poco me presentó excusas.
Por suerte, me sonó la flauta. Me gustan mucho los temas de ambas guerras mundiales y le recordé que un nacionalista de los Balcanes, al asesinar al archiduque Francisco Fernando en l914, encendió la llama de la primera Guerra Mundial. O sea que le pagué con la misma moneda.
En mi siguiente artículo, volveremos a nuestro entrañable departamento del Huila.
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