Mario Cesar Otálvaro
LA PATRIA | Bogotá

Lo pasado al olvido, y por fortuna lo anterior es historia, porque mirando los resultados de los dos cuadrangulares de este año, el recorrido fue igual, último en el primero con apenas 4 puntos (22% de rendimiento), y último en el del segundo semestre con 6 (33%).
Tras la fase regular, clasificación en ambos campeonatos con 28 unidades, para un producido del 50%, válido cuando se plantea con argumentos, nulo cuando se establece sin bases, ganando solo a quienes están en crisis, y con un contenido futbolístico escaso.
Campañas con poco protagonismo, llenas de mediocridad, alimentadas por un alza leve sobre el final que alcanzó a ilusionar a algunos aficionados, y a ciertos incautos de la prensa, que pidieron continuidad y vendieron humo con el cuento del puntaje total.
Por eso bienvenido el cambio en el Once Caldas, y superado el tema de técnico y asistentes, una evaluación general permitirá determinar más zonas frágiles, para desde ahí, impulsar el nuevo proyecto, encomendado no hay duda, a un hombre eficiente en su trabajo.
Las cifras, el esquema, la táctica, la conexión con sus dirigidos, y al alto nivel que extrajo de sus individualidades en Pasto, son elementos de juicio para pensar en que la llegada de Flabio Torres ayudará a la restitución del club, y a la recuperación de la identidad pérdida.
Lo que no quiere decir que toda la responsabilidad se la carguen, pues el fútbol es una suma de factores, y al buen empleado hay que dotarlo de herramientas para poderle exigir, teniendo en cuenta sobre todo las carencias tan marcadas que dejó la administración pasada.
Que debe hacerse bajo un marco de austeridad mientras se resuelve el momento económico, es comprensible, sin llegar a la exageración creyendo que es suficiente lo que se tiene, pues la realidad enseña vacíos que urgen cubrirse, más allá de la confianza que transmite Flabio y en ese orden hay posiciones indefinidas, bien por mala elección que fue la constante de los orientadores de antes a la hora de buscar refuerzos, o por imperfecciones técnicas, lo que rápidamente deben detectar quienes desde esta semana se pusieron al pie del colectivo.
Lo más fácil sería comenzar por los fijos, los que ofrecen garantías, como el arquero Cuadrado, los volantes Pérez y Hernández, y yo diría que en términos generales los zagueros centrales que tienen como rendir si se les aprovecha convenientemente.
Luego, todo resiste inversión, laterales confiables no hay, en la primera zona de volantes ni los que estaban, ni los que llegaron (Robles, Cabezas) pudieron estabilizarse, y arriba se terminó aplaudiendo a Sergio Herrera por sus 10 goles, pese a sus serias limitaciones.
Edwards Jiménez marcó en los cuadrangulares, pero su balance fue deficitario, lleno de vicios como ese de caerse siempre y reclamarlo todo, y en los casos de Rodas, los Palacios, e Izquierdo, el problema es más de fondo por cuestión de calidad.
Hacen falta atacantes en este Once Caldas que no debe resignar la opción de contratar, para que sus accionistas entiendan que una cosa conlleva la otra, y que una plantilla competitiva, que no necesariamente tiene que ser costosa, puede ser el principio del gran edificio.
Ha demostrado el público manizaleño que responde frente a una propuesta aceptable, ya el sinsabor que producía la presencia del Sachi fue superado, la expectativa que genera el actual es saludable, y todo apunta a una integración general que vale la pena explotar.
P.D. Antes de comenzar la finalísima de la liga Postobon todas las apuestas eran por Nacional. Jugados los primeros 90 minutos, Cali, que no tiene buenos delanteros, puede hacer el daño. Final abierta, que supondrá la estrella 13 para los paisas y tercer título para Juan Carlos Osorio, o el noveno campeonato para los azucareros, segundo para Leonel.
Hasta la próxima…
macotal@yahoo.com